Ideas de Izquierda, Número 18, abril 2015.
“La posibilidad de una psicología como ciencia es, ante todo, un problema metodológico. El Capital debe enseñarnos mucho, porque la verdadera psicología social comienza después de El Capital y sin embargo la psicología es hoy una psicología anterior a El Capital”.
Lev Vigotsky, El significado histórico de la crisis en psicología (1927)
Si bien las referencias a El Capital y al marxismo en general
recorren toda su obra y constituyen su “núcleo duro” [1], en este breve
recorrido nos centraremos en ilustrar en sus rasgos más generales la
utilización del método de “análisis por unidades” en su última obra, Pensamiento y habla [2],
donde el estudio del pensamiento verbal o del significado toma el lugar
metodológico, respecto al estudio de los procesos de conciencia, de la
mercancía respecto al capitalismo en El Capital, dando lugar, en palabras de su autor a “una nueva teoría psicológica de la conciencia”.
El proyecto de Vigotsky se enmarca dentro del proceso revolucionario
soviético de 1917, como parte del cual llevará adelante la empresa de
sentar las bases de una psicología científica que escape a los
dualismos[3] y reduccionismos [4] que la caracterizaron, en crisis desde
su constitución como disciplina científica a fines del siglo XXI,
tironeada entre una tendencia materialista mecanicista y otra idealista,
o, dicho de otra forma, entre las ciencias naturales y las ciencias del
espíritu, dualismo ilustrado por Wundt y su propuesta de dos
psicologías [5].
A partir del análisis crítico de la dialéctica del desarrollo
histórico de la disciplina, la clave investigativa para romper con la
psicología tradicional pasará por la construcción de un método propio.
En otras palabras, en “el desarrollo de un corpus conceptual específico,
orientado por premisas filosóficas [materialismo dialéctico] y
metodológicas” [6].
Entre el sistema filosófico y la explicación científica debe mediar
un método propio de la psicología, lo contrario de la derivación del
objeto desde principios universales abstractos establecidos a priori. En este sentido, en El significado histórico de la crisis en psicología (1926), plantea que
la única aplicación legítima del marxismo
en psicología sería la creación de una psicología general cuyos
conceptos se formulen en dependencia directa de la dialéctica general,
porque esta psicología no sería otra cosa que la dialéctica de la
psicología […] Para crear estas teorías intermedias –o metodologías, o
ciencias generales– será necesario desvelar la esencia del grupo de
fenómenos correspondientes, las leyes sobre sus variaciones, sus
características cualitativa y cuantitativas, su causalidad, crear las
categorías y conceptos que les son propios, crear su El Capital [7].
Pero esto significará una apropiación del método de Marx y una
efectiva investigación científica, y no la aplicación directa de la
dialéctica o la mera acumulación de citas y extrapolaciones directas,
que llevarían a una especie de “escolástica”, tal como pretendían
ciertos autores (y que luego será la norma para el estalinismo, que hará
de la reflexología su psicología “marxista” oficial).
Se tratará de un método indirecto (que implica una actividad
científica) de abordaje de los fenómenos, característica que comparten
la experimentación y el análisis dialéctico utilizado por Marx. En este
sentido, señala que
Eso mismo dice en esencia Marx, cuando
compara la fuerza de la abstracción con el microscopio y con los
reactivos químicos en las ciencias naturales. Todo El Capital
está escrito siguiendo ese método: Marx analiza la “célula” de la
sociedad burguesa –a forma del valor de la mercancía– y muestra que es
más fácil estudiar el organismo desarrollado que la célula. […] Al
profano, dice, puede parecerle que su análisis se pierde en un laberinto
de sutilezas. Y son en efecto sutilezas; del mismo tipo que nos depara,
por ejemplo, la anatomía micrológica [8].
La elección de las unidades de análisis correctas permitirá entender
los fenómenos psíquicos, a partir de estudio del desarrollo concreto de
las “células” de aquellos, que contienen elementos en tensión
irreductibles entre sí, que encierran las propiedades estructurales de
la totalidad (que solo a partir de la investigación podrá desplegarse en
sus “múltiples determinaciones y relaciones” en tanto “concreto
pensado”)[9].
El problema de la conciencia y estudio del significado como análogo al de la mercancía
Si bien el campo abordado por la psicología histórico-cultural
vigostkiana es muy amplio, ubica como problema nodal de la psicología
humana el desarrollo de la conciencia, o sea el de las funciones
psicológicas “superiores”, para distinguirlas de las “inferiores” o
presentes en otras especies animales. La posibilidad de conciencia y
voluntad son justamente las características de la memoria, atención,
pensamiento, percepción, etc., propiamente humanas. En Pensamiento y habla se aboca a esta tarea, y la clave para abordar el tipo de actividad mediada implicada en aquellas será el de la relación
entre pensamiento y el signo lingüístico: “el aspecto menos estudiado y
el de más difícil compresión” de la psicología, respecto al cual todas
las soluciones propuestas previamente “oscilaron entre dos posiciones
extremas: la identificación o total fusión [como por ejemplo para el
conductismo] pensamiento/palabra, y la más absoluta y metafísica
disociación y separación entre ambos [escuela de Wurzburgo, la palabra
como “revestimiento” del pensamiento]”[10].
El método de análisis por unidades permitirá dar cuenta de las
relaciones dinámico-causales implicadas en el surgimiento de la
conciencia. Al tipo de análisis basado en la “descomposición de los
conjuntos psicológicos complejos en sus elementos”, que “no es capaz de
explicar la diversidad concreta ni la especificidad de las relaciones
entre palabra y pensamiento que encontramos cotidianamente”, sino que
termina en una universalidad abstracta, contrapone “un análisis que
divide la compleja unidad del conjunto en unidades”. Estas son producto
del análisis, y “contiene[n] en sí todas las propiedades fundamentales
inherentes al conjunto y representa[n] una parte viva e indivisible de
este”. Su carácter es molecular, y no atomístico. El primer tipo de análisis obtiene “productos que han perdido las propiedades del todo”, el segundo obtiene la complejidad del proceso.
Así como en El capital Marx toma a la mercancía como “célula”
del capitalismo que permite desplegar sus contradicciones, o sea, su
dinámica, la unidad que propondrá Vigotsky será el pensamiento verbal o significado,
el aspecto interno de la palabra, la unidad del pensamiento discursivo
que puede ser observado tanto como fenómeno del habla como del
pensamiento, que implica una unidad de funciones de generalización
(pensamiento) y comunicación (social) [11]. Esta definición permitirá
llevar adelante un abordaje complejo en tres planos: génesis/desarrollo, funcionamiento y estructura
de esta unidad, la que le permitirá volver a encontrarlo, al final del
recorrido científico, ya no como abstracción inicial sino en tanto
“concreto pensado”, o unidad de múltiples determinaciones. Solo de esta
manera “se hace posible por vez primera un análisis genético-causal del
pensamiento y el habla […] entender el verdadero vínculo existente entre
el desarrollo del pensamiento y el desarrollo social del niño”. Otro
aspecto clave que permitirá abordar este método será el del vínculo
entre intelecto y afecto, pensamiento y emoción, reconstruyendo “un
sistema semántico dinámico constituido por la unidad de los procesos
afectivos e intelectuales”[12].
A partir de allí expondrá el desarrollo filogenético del pensamiento y
el habla, con raíces diferentes e independientes que confluyen en
determinado momento del pasaje entre los homínidos superiores y
hombre [13], dando lugar a nuevas funciones comunicativas y de
pensamiento, emergiendo un nuevo tipo de actividad mediada por signos
lingüísticos internalizados, la estructura el pensamiento discursivo
pasible de conciencia y voluntad. Asimismo expondrá las raíces genéticas
en la ontogenia, donde el papel de la internalización del signo lingüístico y su apropiación mediante procesos de imitación activa, dan lugar a la emergencia de una estructura mediada en el funcionamiento mental. Este proceso se da en zonas de desarrollo próximo.
Vigotsky llevará adelante un estudio experimental del desarrollo del
significado, del desarrollo de los conceptos en la infancia. Por un lado
de conceptos artificiales, creados experimentalmente, mediante el
“método de doble estimulación” (centrado en la utilización de signos
artificiales como mediadores del pensamiento) y, por otro, de la
relación y desarrollo de los conceptos espontáneos y científicos.
Un aspecto clave del método propuesto es el de permitir dar cuenta de
un fenómeno contradictorio y dinámico, que permita concebir la relación
entre el pensamiento y la palabra no como una cosa, sino un proceso, el
movimiento del pensamiento hacia la palabra, y, a la inversa, de la
palabra hacia el pensamiento. Permitirá dar cuenta de la serie de fases o
estadios y las modificaciones sufridas en el camino de su desarrollo
funcional, del movimiento del propio proceso del pensar, del pensamiento
a la palabra. En este sentido Vigotsky plantea que
El pensamiento no se refleja en la palabra, sino que se realiza
en esta. Por esta razón, podría hablarse del proceso de formación (la
unidad del ser y del no ser) del pensamiento en la palabra. […] todo
pensamiento tiene movimiento, curso, despliegue, en una palabra, el
pensamiento cumple alguna función, algún trabajo, resuelve alguna tarea.
Este curso del pensamiento se da como un movimiento interno a través de
toda una serie de planos, como el paso del pensamiento a la palabra y
de la palabra al pensamiento […] El investigador se enfrenta aquí con
mucho de lo que “ni siquiera los sabios podían soñar”[14].
Solo concibiendo una unidad compuesta de tendencias contradictorias
será posible captar la dinámica propia del fenómeno. Por ejemplo, “La
investigación muestra que el aspecto interno, significativo del habla, y
el externo, sonoro y manifiesto, sin bien conforman una auténtica
unidad, cada uno tiene sus propias leyes de movimiento […] el desarrollo
de los aspectos semántico y manifiesto avanza en direcciones opuestas”.
Del todo a la parte el primero, y de la parte al todo el segundo.
Hasta aquí la ilustración del modo en que Vigotsky hace ciencia utilizando El Capital
como inspiración metodológica. Para finalizar, señalemos que se trata
de un planteo que supone una totalidad más amplia, la del ser humano
como síntesis compleja emergente, biológica e histórica:
Lo principal radica en que al reconocer
el carácter histórico del pensamiento discursivo debemos incluir en esta
forma de comportamiento todas las tesis metodológicas que el
materialismo histórico establece en relación con todos los fenómenos
históricos en la sociedad humana […] que el tipo mismo de desarrollo
histórico del comportamiento dependa directamente de las leyes generales
del desarrollo histórico de la sociedad humana [15].
En otras palabras, se trata de una constitución subjetiva que no se
resuelve en un plano individual ni meramente grupal, sino en la
posibilidad histórica de un modo de existencia distinto al impuesto por
un sistema social alienado y alienante, que supone la lucha de clases y
la necesidad de un cambio revolucionario.
[1] Esta interpretación es hoy minoritaria respecto del mainstream
de los estudios que se reclaman vigotskianos. Un texto significativo
que puede consultarse es el muy buen libro de Castorina, J.A. y Baquero,
R., Dialéctica y psicología del desarrollo. El pensamiento de Piaget y Vigotsky. Amorrortu, Buenos Aires, 2005; y también la entrevista a J. A. Castorina en Idz 10.
Mohamed Elhammoumi y Andy Blunden son otros autores ubicados en esta
perspectiva. Al respecto puede consultarse el interesante artículo de Luciano García, “El descubrimiento de Vigotsky, un problema histórico y epistémico” en Revista Culturas Psi.
[2] Vigotsky, Lev, Pensamiento y habla, Buenos Aires, Colihue, 2005. En IdZ 14 nos hemos centrado en la situación histórica y el planteo más general del programa del psicólogo soviético.
[3] Centralmente el dualismo cartesiano mente/cuerpo y dicotomías
como innato/adquirido, naturaleza/cultura,
intrasubjetivo/intersubjetivo, individual/social, por ejemplo.
[4] Como por ejemplo la psicología introspectiva subjetivista, el
psicoanálisis, el conductismo y la reflexología, cada una postulando sus
propios –e incompatibles– principios explicativos para toda la psicología.
[5] O los caminos antinómicos propuestos, por ejemplo, por la
fenomenología idealista de Husserl y el materialismo mecánico de la
psicología animal de Thorndike o el conductismo de Watson. Hoy, en
nuestro país, podríamos ubicar, a modo de hipótesis, a las neurociencias
y el psicoanálisis de corte lacaniano, respectivamente.
[6] Castorina y Baquero, ob. cit. p.141.
[7] Barcelona, Visor, 1991, p.388. Subrayado nuestro.
[8] Vigotsky cita acá el prólogo a la primera edición de El Capital.
[10] Vigotsky, Lev, ob. cit., p. 11.
[11] Vale destacar podemos hablar de unidades mayores o más
abarcativas, como la unidad de líneas de desarrollo biológico, histórico
y ontogenético en el ser humano, o la zona de desarrollo próximo
como clave para explicar las relaciones entre desarrollo y aprendizaje
cultural en la ontogenia, que suponen una unidad entre procesos
intrasubjetivos e intersubjetivo.
[12] Vigotsky, Lev, ob. cit., p.26.
[13] En este punto aparece la productividad de las hipótesis
planteadas por Engels respecto al papel del trabajo en la transición del
mono al hombre. Es significativo cómo estas, vía su creativa
utilización vigotskiana, son retomadas por un fructífero campo de
investigaciones experimentales en psicología evolutiva, tal como muestra
el trabajo de Michael Tomasello centrado en explicar el proceso de
hominización y humanización. Ver Los orígenes culturales de la cognición humana. Buenos Aires, Amorrortu, 2008. Respecto a la verificación de la hipótesis especulativa de Engels, ver Gould, Stephen Jay, “La postura hizo al hombre”.
[14] Se trata, en este punto, de un desarrollo de gran complejidad,
que no podemos desarrollar aquí por cuestiones de espacio, que el lector
podrá encontrar en el capítulo final de Pensamiento y habla.
[15] Vigotsky, Lev, ob.cit., p.167.
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