Entrevista de la hija del presidente cubano Raúl Castro y activista por los derechos de la comunidad lésbico, gay, bisexual y transexual (LGBT)
Seguimos inventando el socialismo, experimento de justicia
En la relación entre México y Cuba hay episodios de vergüenza que preferimos olvidar, dice la activista por los derechos de la comunidad LGBT, entre ellos cuando Vicente Fox pidió al comandante Fidel que se retirara de una reunión en Monterrey antes que llegara el presidente George W. Bush
Por Juan Carlos G. Partida
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 11 de marzo de 2017, p. 4
Guadalajara, Jal.
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Mariela Castro Espín. Foto Arturo Campos Cedillo |
Mariela Castro Espín, hija del presidente cubano Raúl Castro y activista por los derechos de la comunidad lésbico, gay, bisexual y transexual (LGBT), dice que en aras de las buenas relaciones entre México y la isla caribeña prefiere no comentar sobre la situación política local, si bien señala que muchas veces los cubanos sufrimos en silencio lo que pasa en México.
En entrevista con La Jornada, la directora del Centro Nacional de Educación Sexual, dice que en la relación entre México y Cuba hay episodios de vergüenza que preferimos olvidar, como cuando en 2002 el presidente Vicente Fox pidió al comandante Fidel Castro que cenara y se retirara de una reunión internacional en Monterrey antes de la llegada del presidente estadunidense George W. Bush.
–Pero se la cobraron ahora con el ex presidente Felipe Calderón, a quien le negaron la entrada a Cuba.
–Como dijo el papa Francisco: América Latina sufre la existencia de algunos cipayos. Nosotros no le abrimos la puerta a los vendepatrias.
La entrevista se desarrolla en el marco de la visita que Castro Espín realiza a Guadalajara, donde el martes recibirá el Premio Maguey por su activismo, galardón que otorga el Festival Internacional de Cine que inició ayer.
Sonriente, afable, con un par de agentes que la cuidan a distancia, Mariela Castro se dice muy contenta de estar en Guadalajara y muy agradecida del premio que le otorgará la Universidad de Guadalajara en el festival internacional de cine.
Soy muy respetuosa de los asuntos internos de México, pero me siento en la libertad de decir que México es muy querido por Cuba, por su solidaridad con nuestro país y de algunos de sus representantes, empezando por Lázaro Cárdenas, el pueblo cubano siempre lo tiene presente, eso no se olvida y se lo transmite a las nuevas generaciones.
–¿Cómo ve Cuba a México?
–México tiene problemas internos muy complejos que nos duelen mucho (...) Y respetamos la crítica interna que el pueblo mexicano hace a su situación.
–¿Para la isla qué significa que Trump llegue al poder?
–No tengo la menor idea de lo que va a hacer y prefiero tener esperanza de que las cosas no serán tan terribles como parecen ser. Por el bien del pueblo estadunidense y por el bien de los pueblos americanos.
–¿Ha cambiado la política migratoria hacia los cubanos con la llegada de Trump?
–Hasta ahora no, pero quisiera que ese mismo trato se lo dieran a los inmigrantes de todo el mundo que llegan a Estados Unidos buscando mejores condiciones económicas, que es lo que los atrae. Lo que no queremos es la ley de ajuste para los cubanos, porque estimula la migración desordenada, ilegal y además peligrosa, lo ideal es que faciliten las visas necesarias para que puedan viajar sin peligro.
–Pero mientras hay ventajas migratorias para los cubanos, se construyen muros con México o se impide el paso a latinoamericanos y musulmanes sin documentos migratorios.
–Es absurdo, no es el primer muro que se pone en la historia, hay otros, pero creo que debería acabarse la era de las murallas, hay que buscar mejores relaciones entre los países. Con tanto dinero que hay en Estados Unidos deberían ayudar a los países que más lo necesitan, lejos de ponerlos en disputa y después levantar muros.
–Lo que persiste con Cuba es el muro económico a pesar de que se reanudaron relaciones con Estados Unidos ¿cómo sería su país si terminara el bloqueo?
–El principal obstáculo que ha vivido Cuba para su desarrollo desde 1962 ha sido el bloqueo impuesto por el gobierno de los Estados Unidos con el objetivo explícito de hacer caer la revolución, desesperando al pueblo, pero logró todo lo contrario. Sin bloqueo habrá desarrollo, vamos a tener más recursos para nuestros programas sociales, todos los proyectos que la revolución siempre quiso hacer.
–¿Cómo se percibe en Cuba la posibilidad de que termine el bloqueo económico y con ello pueda llegar el gran capital multinacional a invertir en la isla?
–El estado no perderá ningún control, si concluye el bloqueo se fortalecerá el estado, estas variantes del desarrollo de la economía privada no estatal benefician al estado por medio de los impuestos, no va en contra del proyecto socialista.
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Mariela Castro Espín, hija del presidente Raúl Castro Ruz, está en Guadalajara, donde recibirá el Premio MagueyFoto Arturo Campos Cedillo
–¿Hasta dónde se permitirá la entrada de capital, qué sectores de la economía deben continuar bajo el control estatal?
–El límite sería no generar una clase social antagónica a las que históricamente han sido explotadas y desposeídas. El hecho de que haya variantes de economía privada no significa que va a surgir otra clase social, porque a medida que el estado se fortalece, los salarios se van a elevar.
Lo que el pueblo de Cuba no quiere es que surjan clases sociales antagónicas, porque eso ya lo superamos con la revolución, por tanto el estado y el partido observan y cuidan que no haya una clase social con capacidad de influencia en lo político y que se beneficie de eso.
–¿Cuáles son los sectores estratégicos que habría que cuidar?
–En Cuba se garantiza la salud, la cultura, el deporte y la producción de alimentos. El estado tiene que poner límites al productor privado que en ocasiones se aprovecha y sube los precios. Se trata del bienestar colectivo y eso lleva a que todavía reajustemos mecanismos, ver lo que funciona, todavía no es una cosa que fluya, hay contradicciones que se están atendiendo, aunque enseguida surjan grupos que busquen su beneficio.
–Críticos del gobierno cubano dicen que existe en los hechos un capitalismo disfrazado ¿es así?
–No vamos a virar hacia el capitalismo, el pueblo no quiere virar, como quedó claro en una consulta popular. Seguimos inventando el socialismo, el experimento de cómo hacer una sociedad cada vez más justa, un reto que encuentra muchos adversarios en el mundo que nos han saboteado. Lo que sí nos queda claro es que no se puede hacer nada por el bienestar del ser humano desde el dogma.
–¿Qué significa para Cuba la muerte de Fidel Castro y qué tanto de su legado revolucionario permanecerá conforme el país se abra a la economía mundial?
–El comandante ya se había reitrado del poder, pero lo teníamos ahí, como un padre que aunque ya está anciano tu lo quieres tener cerca para preguntarle, escuchar su criterio sobre algo, lo sentíamos como nuestro protector histórico, ha sido la figura política más importante del país. Dejó un legado importante y todavía lo estamos procesando. El comandante no permitió que se eriguiera un monumento a su memoria, así nos puso ante el reto de crear monumentos en cada uno de de nosotros y contribuir a un mundo mejor.
El activismo LGBT
Directora del Centro Nacional de Educación Sexual, organismo dependiente del Ministerio de Salud, Mariela Castro se ha distinguido por visibilizar la diversidad sexual y hacer respetar los derechos de las personas con inclinaciones diversas y de quienes sufren de algún tipo de agresión sexual.
–En Cuba todavía no se legisla sobre los matrimonios entre parejas del mismo sexo ¿por qué?
–Las leyes no logran modificar los prejuicios ni las conciencias, pero son fundamentales; nosotros no sólo queremos lograr una legislación que garantice el matrimonio entre personas del mismo sexo, porque eso sólo es una parte de los derechos, queremos que nuestro sistema jurídico incluya igualdad de oportunidades para todas las personas independientemente de su orientación sexual e identidad de género. El matrimonio será resultado de un conjunto de derechos que trabajamos para que se garanticen en nuestro sistema jurídico.
–Fuera de Cuba este trabajo no ha sido muy visible, parece poco importante para el gobierno, ¿es cierta esa bruma en torno al tema?
–Nosotros desarrollamos desde 2007 las jornadas cubanas contra la homofobia y transfobia, lo hemos hecho de una manera muy peculiar.
–Parece tardío respetar esos derechos de 10 años a la fecha en un gobierno emanado de la revolución hace casi 60 años.
–En Cuba debía hacerse algo original, porque nuestro objetivo no era provocar, sino llegar al corazón de todas las personas, modificar lo heredado de nuestros ancestros (...) Se demoró un poco más cambiar lo relacionado con la homofobia y transfobia porque justo cuando surge la revolución había menos conocimiento sobre cómo enfrentar este tipo de situaciones. La revolución cubana dio luces sobre los procesos emancipadores, pero no tuvo suficiente información como para poder incluir en ese proceso la no discriminación y la orientación de género.