segunda-feira, 29 de junho de 2015

Comprender cómo nos manipulan

Por Ignacio Ramonet


Se cumplen 80 años de la primera edición (1935) en lengua española de la gran novela rupturista Un mundo feliz (se había publicado tres años antes en inglés), del filósofo y escritor visionario Aldous Huxley.

Y ante tanta felicidad artificial en nuestros días, tantas manipulaciones y tantos condicionamientos contemporáneos, cabe preguntarse: ¿será útil releer hoy Un mundo feliz? ¿Es acaso necesario retomar un libro publicado hace más de 80 años, en una época tan alejada de nosotros que Internet no existía e incluso la televisión aún no había sido inventada? ¿Es esta novela algo más que una curiosidad sociológica, un best seller ordinario y efímero del que se vendieron, en el año de su publicación, en inglés, más de un millón de ejemplares?

Estas cuestiones parecen tanto más pertinentes cuanto que el género al que pertenece la obra –la distopía, la fábula de anticipación, la utopía cientifico-técnica, la ciencia ficción social– posee un grado muy alto de obsolescencia. Pues nada envejece con mayor rapidez que el futuro. Sobre todo en literatura.

Sin embargo, si alguien, superando estas científico, se vuelve a sumergir en las páginas de esa novela se quedará estupefacto por su sorprendente actualidad. Constatando que, por una vez, el pasado ha atrapado el presente. Recordemos que el autor, Aldous Huxley (1864– 1963), narra una historia que transcurre en un futuro muy lejano, hacia el año 2 mil 500, o, con mayor precisión, hacia el año 600 de la era fordiana, en alusión satírica a Henry Ford (1863-1947), el pionero estadunidense de la industria automovilística (de la que una célebre marca de coches sigue llevando su nombre), inventor de un método de organización del trabajo para la fabricación en serie y de la estandarización de las piezas. Método –el fordismo– que transformó a los trabajadores en poco menos que autómatas o en robots que repiten a lo largo de la jornada un único y mismo gesto. Lo cual suscitó, ya en la época, violentas críticas; pensemos, a este respecto, por ejemplo, en las películas Metrópolis (1926), de Fritz Lang, o Tiempos modernos (1935), de Charles Chaplin.
Aldous Huxley escribió Un mundo feliz, visión pesimista del porvenir y crítica feroz del culto positivista a la ciencia, en un momento en el que las consecuencias sociales de la gran crisis de 1929 afectaban de lleno a las sociedades occidentales, y en el que la credibilidad en el progreso y en los regímenes democráticos capitalistas parecía vacilar.

Editado en inglés antes de la llegada de Adolf Hitler al poder en Alemania (1933), Un mundo feliz denuncia la perspectiva pesadillesca de una sociedad totalitaria fascinada por el progreso científico y convencida de poder brindar a sus ciudadanos una felicidad obligatoria. Presenta una visión alucinada de una humanidad deshumanizada por el condicionamiento a lo Pavlov y por el placer al alcance de una píldora (el soma). En un mundo horriblemente perfecto, la sociedad decide totalmente, con fines eugenésicos y productivistas, la sexualidad de la procreación.

Una situación no tan alejada de la que conocen hoy algunos países en donde los efectos de la crisis de 2008 están provocando (en Europa sobre todo) la subida de partidos de extrema derecha, xenófobos y racistas. Donde las píldoras anticonceptivas permiten ya un amplio control de la natalidad. Y donde nuevas píldoras (Viagra, Lybrido) dopan el deseo sexual y lo prolongan hasta más allá de la tercera edad. Por otra parte, las manipulaciones genéticas permiten cada vez más a los padres la selección de embriones para engendrar hijos en función de criterios predeterminados, estéticos, entre otros.

Otra sorprendente relación con la actualidad es que la novela de Huxley presenta un mundo donde el control social no da cabida al azar, donde, formadas con el mismo molde, las personas son clónicas, pues se producen en serie, la mayoría tiene garantizado el confort y la satisfacción de los únicos deseos que está condicionada a experimentar, pero donde se ha perdido, como diría Mercedes Sosa, la razón de vivir.

En Un mundo feliz, la americanización del planeta, ha culminado; la historia ha terminado (como lo afirmara más tarde Francis Fukuyama), todo ha sido estandarizado y fordizado, tanto la producción de los seres humanos, resultado de puras manipulaciones genético-químicas, como la identidad de las personas, producida durante el sueño por hipnosis auditiva: la hipnopedia, que un personaje en el libro califica de la mayor fuerza socializante y moralizante de todos los tiempos.

Se producen seres humanos, en el sentido industrial del término, en fábricas especializadas –los centros de incubación y condicionamiento–, según modelos variados, que dependen de las tareas muy especializadas que serán asignadas a cada uno y que son indispensables para una sociedad obsesionada por la estabilidad.

Desde su nacimiento, cada ser humano es además educado en unos centros de condicionamiento del Estado, en función de los valores específicos de su grupo, mediante el recurso masivo a la hipnopedia para manipular el espíritu, crear en él reflejos condicionados definitivos y hacerle aceptar su destino.

Aldous Huxley ilustraba así, en esa obra, los riesgos implícitos en la tesis que venía formulando desde 1924 John B. Watson, el padre del conductismo, esa pretendida ciencia de la observación y control del comportamiento. Watson afirmaba, con frialdad, que podía elegir al azar en la calle a un niño saludable y transformarlo, a su elección, en doctor, abogado, artista, mendigo o ladrón, cualquiera que fuera su talento, sus inclinaciones, sus capacidades, sus gustos y el origen de sus ancestros.

En Un mundo feliz, que es fundamentalmente un manifiesto humanista, algunos vieron también, con razón, una crítica ácida a la sociedad estalinista, a la utopía soviética construida con mano de hierro. Pero también hay, claramente, una sátira a la nueva sociedad mecanizada, estandarizada, automatizada que se montaba en esa época en Estados Unidos, en nombre de la modernidad técnica.

Sumamente inteligente y admirador de la ciencia, Huxley expresa, sin embargo, en esta novela, un profundo escepticismo respecto de la idea de progreso, una desconfianza hacia la razón. Frente a la invasión del materialismo, el autor entabla una interpelación feroz a las amenazas del cientificismo, el maquinismo y el desprecio a la dignidad individual. Claro que la técnica asegurará a los seres humanos un confort exterior total, de notable perfección, estima Huxley con desesperada lucidez. Todo deseo, en la medida en que podrá ser expresado y sentido, será satisfecho. Los seres humanos habrán perdido su razón de ser. Se habrán transformado a sí mismos en máquinas. Ya no se podrá hablar en sentido estricto de condición humana.

Pero sí de condicionamiento, que no ha cesado de intensificarse desde la época en que Huxley publicó este libro y anunció que, en el futuro, seríamos manipulados sin que nos diésemos cuenta de ello. En particular, por la publicidad. Mediante el recurso a mecanismos sicológicos y gracias a técnicas bien rodadas, los Mad men de la publicidad consiguen que compremos un producto, un servicio o una idea. De ese modo nos convertimos en personas previsibles, casi teledirigidas. Y felices.

Confirmando esas tesis de Huxley, a mediados de la década de 1950, Vance Packard publicó The hidden persuaders (La persuasión clandestina), y Ernest Dichter y Louis Cheskin denunciaron que las agencias de publicidad intentaban manipular el inconsciente de los consumidores. En particular mediante el uso de la publicidad subliminal en los medios de comunicación masivos. El 30 de octubre de 1962 se llevó a cabo una verdadera prueba que demostraba la eficacia de la publicidad subliminal: durante una película se lanzaba cada cierto tiempo mensajes invisibles acerca de unos productos. Las ventas de dichos productos aumentaron.

Actualmente, la publicidad subliminal ha avanzado y existen técnicas más sofisticadas y hasta más perversas para manipular la mente del ser humano. Por ejemplo, mediante los colores que modifican nuestras percepciones e influyen sobre nuestras decisiones. Los especialistas en marketing lo saben y utilizan sus efectos para orientar nuestras compras.

En un experimento conocido de finales de los años 60, Louis Cheskin, director del Color Research Institute, pidió a un grupo de amas de casa que probaran tres cajas de detergentes y que decidieran cuál de ellas daba mejor resultado con las prendas delicadas. Una era amarilla, la otra azul y la tercera azul con puntos amarillos. A pesar de que las tres contenían el mismo producto, las reacciones fueron distintas. El detergente de la caja amarilla se juzgó demasiado fuerte, el de la azul se consideró que no tenía fuerza para limpiar. Ganó la caja bicolor.

En otra prueba se dieron dos muestras de cremas de belleza a un grupo de mujeres. Una en un recipiente rosa, y otra en uno de color azul. Casi 80 por ciento de las mujeres declararon que la crema del bote rosa era más fina y efectiva que la del bote azul. Nadie sabía que la composición de las cremas era idéntica. “No es una exageración decir que la gente no sólo compra el producto per se, sino también por los colores que lo acompañan. El color penetra en la psique del consumidor y puede convertirse en estímulo directo para la venta”, escribe el publicista Luc Dupont en su libro 1001 trucos publicitarios.

Cuando la empresa productora del jabón Lux empezó a vender en color rosa, verde, turquesa, sustituyendo la pastilla habitual de color amarillo, se convirtió en número uno de jabones de belleza en el mercado. Los nuevos colores sugerían delicadeza y cuidado, intimidad y cariño, y los consumidores se mostraron entusiastas. Recientemente, McDonald’s dejó su mítico color rojo (tonalidad apreciada por los más pequeños y que suele estimular el hambre) a favor del verde, en un intento por reposicionar su marca hacia la comida saludable y un estilo de vida sostenible.

La lectura de Un mundo feliz nos alerta contra todas estas agresiones. Sin olvidarse de las manipulaciones mediáticas. Esta novela también puede verse como una sátira muy pertinente de la nueva sociedad delirante que se está construyendo hoy día en nombre de la modernidad ultraliberal. Pesimista y sombrío, el futuro visto por Aldous Huxley nos sirve de advertencia y nos alienta, en la época de las manipulaciones genéticas, a la clonación y la revolución de lo viviente, a vigilar de cerca los actuales progresos científicos y sus potenciales efectos destructivos.

Un mundo feliz nos ayuda a comprender mejor el alcance de los riesgos y peligros que se presentan ante nosotros cuando de nuevo, en todos lados, progresos científicos y técnicos nos enfrentan a desafíos ecológicos que hacen peligrar el futuro del planeta. Y de la especie humana.
 
FUENTE: La Jornada

sexta-feira, 26 de junho de 2015

Vídeos - Seminário Cidades Rebeldes

Programação completa do Seminário Cidades Rebeldes já está disponível na internet

As 11 mesas do seminário já estão disponíveis integralmente no canal da Boitempo no YouTube, com participação de mais de quarenta conferencistas! Há a opção de assistir às gravações dos debates com o áudio original ou com o áudio da tradução simultânea para o português, no caso das mesas com convidado internacionais, como David Harvey, Moishe Postone e Domenico Losurdo. Abaixo, você encontra os links das gravações de cada atividade.

Toda a programação do seminário foi transmitida ao vivo e gratuitamente pela internet. Em breve, a Boitempo publicará em seu canal também as quatro aulas do "Curso de introdução à obra de David Harvey", que correu em paralelo aos debates do seminário. Clique aqui para se inscrever no canal da Boitempo no YouTube e receba os vídeos em primeira mão.
* * *
1. O direito a cidade
Com David Harvey,  Amélia Damiani, Lúcio Gregori, e mediação de Flávio Aguiar
Assista ao vídeo com áudio original ou áudio em português

2. Revoltas e conciliação na história do Brasil
Com Ricardo Antunes, José Luiz Del Roio, Tales Ab’Sáber, e mediação de Mario Sergio Conti
Assista aqui

3. Trabalho, mobilidade, flexibilização: a dominação social hoje
Com Moishe PostoneJorge GrespanVladimir Safatle, e mediação de Eleonora de Lucena
Assista ao vídeo com audio original e legendas em português

4. Cidade pra quem? Ganhar e perder a vida na periferia da periferia do capital
Com Guilherme Boulos, Vera Telles, Ferréz, e mediação de Sérgio Amadeu
Assista aqui

5. Lutas de classe: sindicalismo, partidos e movimentos sociais
Com Domenico Losurdo, André Singer, Ruy Braga, e mediação de Breno Altman
Assista ao vídeo com áudio original

6. Nacionalismo, identidade nacional e segregacionismo
Com Jessé Souza, Gilberto Maringoni e Christian Dunker, e mediação de Matheus Pichonelli
Assista aqui

7. Megaeventos esportivos e megaprojetos em cidades à venda
Com Luis Fernandes, Carlos Vainer, Jorge Luiz Souto Maior, e mediação de Renato Rovai
Assista aqui

8. Pólis, polícia: violência policial e urbanização
Com Guaracy Mingardi, Raquel Rolnik, Silvio Luiz de Almeida, e mediação de Leonardo Cazes
Assista aqui

9. Que cidade queremos? Apontamentos para o futuro da cidade 
Com Maria Rita Kehl, Ermínia Maricato, Jean Wyllys, Paulo Lins, Nabil Bonduki, e mediação de Leonardo Sakamoto
Assista aqui

10. Bem-vindos ao deserto do capital: crise hídrica, meio ambiente e capitalismo
Com Virgínia Fontes, Alexandre Delijaicov, Camila Moreno, e mediação de Bruno Torturra
Assista aqui

11. Da Primavera dos Povos às cidades rebeldes: para pensar a cidade moderna
Com David Harvey, Fernando Haddad, Guilherme Wisnik, e mediação de Flávio Aguiar
Assista ao vídeo com áudio original ou áudio em português

Cientistas fazem descoberta revolucionária na anatomia do cérebro

Até esta descoberta se acreditava que o cérebro era o único órgão importante sem vasos linfáticos e, por isso, separado do sistema imunológico. As imagens dos livros de anatomia geralmente mostram a formação de nódulos e vasos linfáticos como uma complexa teia em todo o corpo, com exceção do cérebro.


Pesquisadores da Escola de Medicina da Universidade da Virginia, nos Estados Unidos, descobriram um sistema de vasos que liga o sistema nervoso central ao sistema linfático. O sistema drena fluidos linfáticos do cérebro para os nódulos linfáticos e nunca havia sido observado. A descoberta comprova que o cérebro está diretamente ligado ao sistema imunológico. 


Os vasos do sistema linfático ajudam a compor o sistema imunológico por transportarem glóbulos brancos que protegem contra bactérias e vírus. O estudo foi publicado recentemente na revista científica "Nature" e foi recebido com grande entusiasmo pelos cientistas e neurologistas.


A descoberta revoluciona a forma como se ensina a anatomia cerebral e ajuda a entender o melhor o sistema imunológico. A nova noção de anatomia pode ajudar no tratamento de doenças como o Alzheimer, o autismo e a esclerose múltipla.


O estudo foi liderado pelo aluno de pós-doutorado Antoine Louveau, sob supervisão do diretor do departamento de Imunidade do Cérebro da Universidade, Jonathan Kipnis.


Louveau desenvolveu um método para observar em uma lâmina as delicadas meninges de um rato. As meninges são membranas que cobrem o cérebro. Quando ele percebeu um padrão de vasos nas células imunológicas, resolveu testá-las para descobrir se eram vasos do sistema linfático e o resultado surpreendeu a todos. O grupo também encontrou os vasos em mostras de cérebro humano. "Até então, achávamos que o sistema linfático não chegava ao cérebro. Quando eu vi pela primeira vez aqueles vasos, eu entrei em pânico", afirmou Kipnis ao site Mental Floss.


A localização profunda desses vasos explica o porquê se demorou tanto a descobrir o sistema. Eles são encontradas nos seios durais, que drenam sangue das veias internas e externas do cérebro, dentro das veias internas jugulares.  Os vasos estão, ainda, próximos de grandes vasos de sangue, o que pode explicar o porquê não se soube que esse sistema existia, por tanto tempo.


Kipnis afirmou que os novos vasos precisam ainda serem estudados com profundidade para que se possa compreendê-los na totalidade. 


Até esta descoberta se acreditava que o cérebro era o único órgão importante sem vasos linfáticos e, por isso, separado do sistema imunológico. As imagens dos livros de anatomia geralmente mostram a formação de nódulos e vasos linfáticos como uma complexa teia em todo o corpo, com exceção do cérebro.


Este avanço pode ajudar a entender as causas de várias doenças neurológicas e também do papel que o cérebro pode desempenhar em outras doenças crônicas.


A pesquisa pode ser lida na íntegra, em inglês, aqui


terça-feira, 16 de junho de 2015

"Educação pública não pode seguir tolhida pela agenda do capital, dos governos e das igrejas"

Entrevista sobre a situaçao da educação publica no Brasil, com reitor eleito da UFRJ, e especialista em educação, Roberto Leher, no Correio da Cidadania

Por Gabriel Brito e Valéria Nader, da Redação *


Num ano tão marcado por derrotas das pautas progressistas, com fortíssimo avanço conservador em todas as frentes, uma notícia foi contra a maré: a eleição da Chapa 20, organizada pela esquerda anticapitalista, para a reitoria da UFRJ, que a partir de julho será exercida por Roberto Leher, professor da Faculdade de Educação.

“É importante assinalar que a vitória foi impulsionada por inédita mobilização estudantil, que imprimiu um ambiente crítico, luminoso e criativo ao processo eleitoral. O protagonismo docente, vibrante, e dos técnico-administrativos, igualmente luminoso e vibrante, substantivou o debate sobre autonomia, a produção do conhecimento novo, as relações de poder capazes de engendrar outra perspectiva de democracia. Debatemos muito a função social da universidade pública no capitalismo dependente e o sentido da produção do conhecimento”, disse, em entrevista ao Correio da Cidadania.

Sobre a conjuntura da Educação, é bem crítico em relação à atual orientação do governo, de seguir as cartilhas dos empresários do setor, perfeitamente representada no documento Pátria Educadora, divulgado pelo governo no início do ano. “Renato Janine (novo ministro da pasta) conhece determinadas particularidades da vida universitária, o que é bom, pois o diálogo pode ser mais qualificado. Entretanto, ainda não ficou claro qual será a sua autonomia no MEC e, mais amplamente, nas políticas governamentais. O documento Pátria Educadora expressou uma fragilidade do MEC”, analisou.

Leher também analisou o atual quadro de greves dos professores, que já ocorreram em diversos estados. “São lutas com forte participação de jovens e isso tem acentuado características importantes, como a crítica ao sindicalismo mais acomodado, ou burocratizado. Reivindicam participação mais direta da base, o que os torna movimentos mais impetuosos. No entanto, o grosso da pauta da educação não pode estar dirigida aos municípios e estados, ainda cruciais, mas sem poder de alterar a ordem de grandeza das verbas públicas para 10% do PIB, exclusivamente para a educação pública. Essa agenda geral é decisiva”, falou.

A entrevista completa com Roberto Leher pode ser lida a seguir.

Correio da Cidadania: Você acaba de ser eleito reitor da UFRJ. Qual é a atual situação, em sua visão, das universidades federais do país, a UFRJ entre elas, e como imagina que vá ser o seu mandato? Quais os seus objetivos primordiais e, também, quais as chances de efetivação desses objetivos?

Roberto Leher: A eleição de nossa chapa marca uma mudança na agenda da UFRJ que, com nosso programa, ganha novos elementos e escopo. É importante assinalar que a vitória foi impulsionada por inédita mobilização estudantil, que imprimiu um ambiente crítico, luminoso e criativo ao processo eleitoral. O protagonismo docente, vibrante, e dos técnico-administrativos, igualmente luminoso e vibrante, substantivou o debate sobre autonomia, a produção do conhecimento novo, as relações de poder capazes de engendrar outra perspectiva de democracia. Debatemos muito a função social da universidade pública no capitalismo dependente e o sentido da produção do conhecimento, frente aos grandes problemas dos povos.

Desse modo, foi possível discutir as grandes questões da educação e as políticas para a Ciência e Tecnologia a partir dos problemas particulares da UFRJ. Há muitos anos, o debate sobre o porvir da instituição não era tão vigoroso e intenso. Claramente, a eleição da Chapa 20 foi um gesto em defesa da universidade autônoma, crítica e democrática. Foi um ato político-acadêmico generoso em prol do público.

Os desafios são imensos. Entre 2007 e 2014 a expansão da UFRJ foi enorme. Ampliou em 63% o número de estudantes de graduação, criou 100 novos cursos de graduação, ampliou em mais de 50% os seus cursos de doutorado, incorporou mais 2,5 mil mestrandos e doutorandos, somando, atualmente, 12 mil pós-graduandos.

No período em questão, foram criados com enorme esforço da comunidade universitária um novo campus, o de Macaé, e um polo universitário em Xerém, Duque de Caxias, base de um futuro novo campus. Certamente, a crise da Petrobras irá atingir os investimentos que a prefeitura realizava no novo campus, em virtude da queda abrupta dos royalties para o município de Macaé. A crise da Petrobras irá alcançar os recursos repassados para pesquisa, em especial na COPPE, geologia, química etc.

O problema não é apenas conjuntural. As verbas de investimento foram cortadas pela metade entre 2011 e 2014, as verbas de custeio foram erodidas pelos gastos com as famigeradas terceirizações e, desde o final de 2014, os contingenciamentos produziram um quadro devastador. Na UFRJ, o contingenciamento correspondeu a R$ 60 milhões em 2014, o que equivale a toda a verba para investimento! Neste ano, dos 120 milhões que deveríamos ter recebido para custeio até abril, foram liberados efetivamente apenas R$ 85 milhões e, até a data de hoje, desconhecemos o quanto foi retirado das universidades federais com o corte de R$ 9,5 bilhões do orçamento do Ministério da Educação (MEC).

A tarefa prioritária, obviamente, é lutar por outro parâmetro de financiamento, articulado com a ANDIFES (Associação Nacional dos Dirigentes de Instituições de Ensino Superior), com setores parlamentares, com movimentos sociais e sindicais. É preciso revisar a matriz de financiamento (a chamada matriz Andifes) objetivando adequar o financiamento à expansão verificada nos últimos anos, contemplar as particularidades das instituições (hospitais, prédios tombados, campi, laboratórios etc.) e a exaustão da infraestrutura existente.

A luta terá de rever o parâmetro de financiamento da assistência estudantil, muito abaixo das demandas do presente, e um novo parâmetro para financiamento dos hospitais universitários, atualmente restritos aos recursos do programa de Reestruturação dos Hospitais das Universidades Federais (REHUF) e aos recursos do SUS. Isso significa enfrentar a lógica do chamado ajuste fiscal, que pode comprometer de modo duradouro o futuro da universidade pública brasileira.

Correio da Cidadania: Qual a sua opinião sobre a greve dos professores e trabalhadores das universidades federais, deflagrada há cerca de duas semanas? O que responderia, nesse sentido, a estudiosos e professores como Daniel Aarão Reis, um crítico de nossa realidade política, econômica, social e educacional, mas que declarou ser contrário às greves nas universidades pelo fato de os maiores prejudicados serem os alunos?

Roberto Leher: A greve eclode nesse contexto de dificuldades que as universidades vivem em todo o país. Não casualmente, o maior protagonismo é estudantil, pois são os estudantes que sofrem as maiores consequências do sub-financiamento das Instituições Federais de Ensino Superior (IFES). A situação da assistência estudantil é aviltante, indigna, revoltante. Como não compreender a justeza dessas reivindicações? Creio que Daniel poderia utilizar seus conhecimentos na área de história para melhor interpretar o significado das greves nas últimas décadas.

Se não houvesse greve em 1991, contra as medidas de Collor, a gratuidade teria caído, um problema de enorme proporção, num país cujo parâmetro de eficiência é o dos fundos de investimentos que controlam as organizações privadas de educação superior. Os concursos não seriam para o Regime Jurídico Único e os docentes e técnicos estariam sem carreira que reconhecesse princípios como o concurso público, a progressão por titulação, o regime de dedicação exclusiva que, afinal, possibilitou a expansão da pesquisa.

Como é possível um historiador ignorar esses fatos históricos? Como o autor explica que, no curso atual das greves, a maior pressão pela greve venha justamente dos estudantes, tidos como os mais prejudicados? Penso que o debate deve ser mais sereno e profundo, evitando o uso de argumentos que não contribuem para a melhoria das universidades. Desse modo, é legítimo que professores avaliem que a greve não é um instrumento de luta em dada conjuntura, mas é importante que o debate não ecoe apenas o senso comum conservador.

Correio da Cidadania: Como professor de uma das universidades federais de peso no país, a UFRJ, e mediante a atual conjuntura política e econômica, de graves conflitos e forte recessão, o que tem a dizer da educação em geral nos mandatos de Dilma Rousseff, especialmente no atual, que começou com cortes orçamentários, inclusive o redimensionamento do Financiamento Estudantil (o Fies)?

Roberto Leher: A demanda por educação superior é imensa no Brasil. A presidenta Dilma alterou as prioridades das políticas públicas, fortalecendo a formação do trabalho simples, por meio do PRONATEC e, no caso da educação superior, a formação massificada e superficial da juventude por meio do Fies. Em 2010, foram disponibilizados algo como 70 mil contratos; em 2014, o total já ultrapassou 750 mil contratos; e a previsão em 2015 era de 1,3 milhão de contratos do FIES.

Certamente, Dilma e o MEC seguiram tentando contemplar a agressividade dos fundos de investimentos que controlam as empresas educacionais. Sob o ponto de vista dos estudantes, em virtude do fato de que não existem vagas públicas para todos, a reinvindicação da ampliação do programa é compreensível.

Do ponto de vista das empresas, a expansão exponencial do FIES criou as bases para o processo de monopolização do setor. O problema é que o custo para o Estado é altíssimo e, diante da política de ampliação do “superávit primário”, o programa tornou-se muito custoso, levando o governo a tentar freá-lo, criando regras mais precisas para que o estudante possa ter acesso ao mesmo. Na ótica dos fundos de investimento que controlam o setor privado, o ideal é que o programa tivesse uma expansão balizada pelo mercado.

O custo tornou-se muito alto para o Estado, em particular em um contexto em que a inadimplência dos tomadores de crédito (os estudantes) seguirá crescendo, em virtude do ambiente econômico do país. Em cinco anos, o montante aplicado no FIES passou de R$ 1 bilhão para R$ 13,5 bilhões. Em 2015, a expectativa das corporações era de que as verbas públicas alcançassem mais de R$ 15 bilhões. A conta não fecha! O ajuste para elevar o superávit primário demandado pelos rentistas levou o MEC a cortar verbas da educação pública, preservando, mais do que o desejável, os recursos do FIES.

Correio da Cidadania: O que é, efetivamente, o documento intitulado “Pátria Educadora”, um dos motes que o governo tentou utilizar positivamente em seu início de mandato?

Roberto Leher: O documento elaborado pela Secretaria de Assuntos Estratégicos (SAE) busca harmonizar a política educacional com o que seriam as novas estratégias econômicas do país, após a crise do setor de commodities. A formulação geral é que quem melhor conhece as demandas educacionais são os empresários e, por isso, estes devem seguir dirigindo a educação pública.

O documento é ousado ao propor que o federalismo deve seguir o modelo do SUS, pois com isso explicita que o Estado deve indiferenciar as instituições públicas e privadas, em claro benefício para estas últimas. Este é o sentido do Art.5 do Plano Nacional de Educação. Nada de novo em termos de política. Nova é a explicitação de que o grosso da força de trabalho deve estar preparada para atuar nas “maquilas”, à semelhança do México.

O ministro da SAE, Mangabeira Unger, sustenta que o Brasil poderia ser uma plataforma de exportação cuja vantagem comparativa é o treinamento básico da força de trabalho e a brutal flexibilização da força de trabalho, por meio das terceirizações que convulsionam o mundo do trabalho.

Correio da Cidadania: A pasta da Educação foi a única que viu a queda de um ministro nesse mandato. Considera que o novo ministro, Renato Janine Ribeiro, possa encaminhar algo auspicioso na área educacional?

Roberto Leher: Renato Janine conhece determinadas particularidades da vida universitária, o que é bom, pois o diálogo pode ser mais qualificado com os reitores e demais dirigentes da educação. Entretanto, ainda não ficou claro qual será a sua autonomia no MEC e, mais amplamente, nas políticas governamentais. O documento da SAE expressou uma fragilidade do MEC. Mas a disposição do MEC de seguir uma política mais consequente ainda é incerta.

Sem uma visão estratégica mais ampla sobre a necessidade de o MEC apoiar as suas universidades de modo efetivo, redimensionando os recursos de custeio e capital, e de buscar formas para fortalecer o padrão unitário de qualidade na educação básica, ficaremos estagnados na agenda educacional destrutiva que está em curso no país. Entregar a educação aos setores dominantes e às corporações comprometerá toda uma geração de jovens, um desastre.

Correio da Cidadania: Para além das universidades federais, o país vem presenciando greves de professores nos níveis estadual e municipal, muitas delas bastante combativas, outras bem prolongadas, como são os casos de São Paulo e Paraná. E elas têm surgido a partir de novos elementos, sem anuência ou até existência do sindicato representativo. O que pensa desses novos formatos e do futuro do sindicalismo brasileiro tradicional?

Roberto Leher: Os trabalhadores da educação básica vêm protagonizando lutas muito relevantes desde 2011. Essas lutas acontecem em todo país, mas ainda carecem de espaços comuns de articulação, como poderia ser o Encontro Nacional de Educação, realizado em 2014 e, infelizmente, com novo evento nacional em 2016. Essas greves rompem com a agenda estritamente econômico-corporativa, abordando temas como avaliação, a dita meritocracia, os materiais pedagógicos impostos pelas corporações etc.

São lutas com forte participação de jovens trabalhadores e isso tem acentuado características importantes, como a crítica ao sindicalismo mais acomodado, ou mesmo burocratizado. Reivindicam participação mais direta da base, o que os torna movimentos mais impetuosos. No entanto, o grosso da pauta da educação brasileira não pode estar dirigida aos municípios e estados, ainda cruciais, mas sem poder de alterar a ordem de grandeza das verbas públicas para 10% do PIB, exclusivamente para a educação pública.

Essa agenda geral é decisiva. Ao mesmo tempo, é preciso ampliar os debates sobre o sentido da educação para o socialismo e no socialismo a que nos instou Florestan Fernandes. A educação pública não pode seguir tolhida pela agenda particularista do capital, dos governos e das igrejas.


*Valéria Nader, economista e jornalista, é editora do Correio da Cidadania; Gabriel Brito é jornalista.


segunda-feira, 15 de junho de 2015

Intervozes - Levante sua voz - A Verdadeira história da mídia brasileira

Vídeo produzido pelo Intervozes Coletivo Brasil de Comunicação Social com o apoio da Fundação Friedrich Ebert Stiftung remonta o curta ILHA DAS FLORES de Jorge Furtado com a temática do direito à comunicação. A obra faz um retrato da concentração dos meios de comunicação existente no Brasil.




Roteiro, direção e edição: Pedro Ekman
Produção executiva e produção de elenco: Daniele Ricieri
Direção de Fotografia e câmera: Thomas Miguez
Direção de Arte: Anna Luiza Marques
Produção de Locação: Diogo Moyses
Produção de Arte: Bia Barbosa
Pesquisa de imagens: Miriam Duenhas
Pesquisa de vídeos: Natália Rodrigues
Animações: Pedro Ekman
Voz: José Rubens Chachá


É possível no Brasil de hoje, a partir das condições atuais, avançar rumo ao socialismo?




Por Anita Leocadia Prestes*

Se considerarmos o clássico debate em torno das condições objetivas e subjetivas da revolução, vale a pena recordar a intervenção de Luiz Carlos Prestes nos marcos da “Conferência sobre a Dívida Externa” organizada pelo governo de Fidel Castro em Havana, em julho/agosto de 1985. Nessa ocasião Prestes afirmava:

A revolução não pode se realizar quando se quer. Ela só poderá eclodir e ser vitoriosa quando existam as condições objetivas e subjetivas para tanto indispensáveis. E tudo indica que em nosso Continente, se crescem cada vez mais as condições objetivas, as subjetivas ainda se retardam. Estamos longe também da indispensável organização e unidade da maioria esmagadora da classe operária, faltam-nos ainda partidos revolucionários efetivamente ligados às grandes massas trabalhadoras e populares.[1]
 
Diagnóstico que, lamentavelmente, trinta anos depois continua válido para o Brasil[2], embora as condições objetivas para a revolução socialista – um significativo desenvolvimento capitalista, em que as relações capitalistas de produção são dominantes, – sejam uma realidade amplamente reconhecida.

Conforme já tive oportunidade de assinalar[3], mesmo antes do golpe civil-militar de abril de 1964, inexistia no Brasil o sujeito-povo[4] – a força social e política, unificada por ideias comuns e preparada para viabilizar na prática o rompimento com a política de conciliação de João Goulart com os setores mais conservadores e a realização das Reformas de Base. “Inexistia no país um poderoso movimento popular unido e organizado – dirigido por lideranças providas de propostas política e ideologicamente definidas e adequadas ao momento -, capaz de golpear as forças reacionárias internas e externas e conquistar o poder”[5]. Inexistiam, pois, as condições subjetivas para dar sustentação a um governo progressista como o de J. Goulart e, menos ainda, para garantir o avanço dos setores populares rumo a transformações revolucionárias que apontassem para uma perspectiva socialista.

O regime militar, que durou 21 anos (1964 a 1985), uma ditadura a serviço dos interesses do grande capital nacional e internacional, contribuiu decisivamente para aumentar e tornar mais evidente o retardamento da criação das condições subjetivas para a revolução em nosso país. A violenta repressão desencadeada pela ditadura contra todas as forças democráticas e de oposição, incluindo o extermínio físico de parte significativa de suas lideranças, aliada à tática equivocada das organizações de esquerda que optaram pela resistência armada ao regime militar na ausência de condições propícias para tal, favoreceu o retrocesso de um incipiente processo de organização e mobilização popular anterior ao golpe de abril, embora nesse período houvesse “muito mais a retórica dos discursos do que propriamente uma ação organizada para preservar o processo democrático”, na lúcida avaliação de Waldir Pires[6], consultor-geral da República no governo J. Goulart. 

Ao mesmo tempo, contribuía para retardar o processo de amadurecimento das condições subjetivas para a revolução no Brasil a orientação política do PCB (Partido Comunista Brasileiro), marcada pela concepção etapista da revolução, ou seja, pela ideologia nacional libertadora, de acordo com a qual era traçada uma estratégia denominada de nacional e democrática. Pretendia-se eliminar a dominação imperialista e o latifúndio através da formação de uma coligação de forças sociais e políticas que incluíssem não só os trabalhadores como uma suposta burguesia nacional, com vistas a conquistar um desenvolvimento capitalista, a partir do qual se considerava possível criar as condições para a etapa socialista da revolução. O desenrolar da própria história revelaria que tal burguesia nacional não passava de um mito.[7]
 
Nas diretrizes do PCB e na sua atuação política não se levava em conta algo que o conceito de bloco histórico, proposto por A. Gramsci, pressupõe: o momento político da aliança de classes pretendida. “Sua constituição está assentada em classes ou grupos concretos definidos pela sua situação na sociedade, mas as ideias cumprem um papel fundamental no que se refere à sua coesão.” Em outras palavras, no bloco histórico há “uma estrutura social – as classes e grupos sociais – que depende diretamente das relações entre as forças produtivas; mas também há uma superestrutura ideológica e política”[8]. Gramsci escrevia nos Cadernos do cárcere que, segundo Marx, “uma persuasão popular tem, com frequência, a mesma energia de uma força material”. Tal afirmação, segundo o filósofo italiano,


conduz ao fortalecimento da concepção de ‘bloco histórico’, no qual, precisamente as forças materiais são o conteúdo e as ideologias são a forma, distinção entre forma e conteúdo puramente didática, já que as forças materiais não seriam historicamente concebíveis sem forma e as ideologias seriam fantasias individuais sem as forças materiais.[9]


Os elementos citados da concepção gramsciana de bloco histórico permitem perceber o frequente empobrecimento de tal conceito no âmbito dos partidos comunistas, pois esse fenômeno marcou, de uma maneira geral, grande parte do movimento comunista mundial. Nas fileiras do PCB, semelhante postura teria como consequência a subestimação pelo trabalho ideológico de formação teórica e política não só dos seus quadros, como também de lideranças populares. A incompreensão da necessidade de criar um bloco histórico contra-hegemônico, capaz de conduzir o processo revolucionário à vitória, condicionou o desarmamento ideológico e político dos comunistas diante do bloco histórico dominante e a inevitável capitulação frente ao reformismo burguês.[10]

Os trinta anos decorridos após a transição pactuada da ditadura militar para um regime de democracia restrita não possibilitaram a superação da regressão havida nos 21 anos anteriores no que se refere à criação das condições subjetivas para a revolução no Brasil. Percebemos a ausência de lideranças revolucionárias e de partidos políticos enraizados nos setores populares e habilitados a conduzir amplas massas rumo a transformações profundas da sociedade brasileira. Entre as forças consideradas de esquerda imperam o voluntarismo – caracterizado pela ação de supostas “vanguardas”, cujas proposições não passam de metas irrealizáveis nas condições atuais - ou o reformismo, evidenciado nas proposições que se mantêm nos limites impostos pelos governantes atuais, empenhados na reprodução da ordem capitalista.

No difícil processo de amadurecimento das condições subjetivas para a revolução no Brasil, dois sérios obstáculos estão se tornando cada vez mais evidentes na conjuntura atual. 

Em primeiro lugar, as tendências voluntaristas, fruto, em grande medida, de certo desespero frente à despolitização, à desorganização e à espontaneidade dos movimentos populares e às crescentes concessões dos governantes atuais aos interesses dos monopólios capitalistas nacionais e estrangeiros. Evidencia-se a pressa característica da ideologia pequeno-burguesa – a ânsia de alcançar metas avançadas sem o necessário preparo das massas trabalhadoras para tal. Surgem assim as propostas de convocação de uma Constituinte soberana, quando não existe uma mobilização popular capaz de assegurar sua realização e os setores políticos com representação no Congresso Nacional dispõem de força suficiente para impedir tal solução. Da mesma forma, é lançada a ideia de uma reforma política como condição para que o movimento popular possa avançar no processo de mobilização, proposta esta habilmente manipulada pelos setores com assento no Congresso Nacional, os quais estão empenhados na elaboração de uma reforma política que sirva aos seus desígnios e possa ser apresentada como resposta às demandas da população. Entre outras, surge uma proposição de conquista de um Poder Popular, objetivo estratégico para a realização do qual não é apresentada uma tática política capaz de construir o caminho para alcançar tal meta. Certamente, outros exemplos poderiam ser citados de tendências voluntaristas generalizadas atualmente no panorama político brasileiro, situação esta preocupante, pois, como advertia A. Gramsci, “voluntarismo-passividade vão juntos mais do que se crê”[11]

Em segundo lugar, temos o reformismo burguês evidenciado nas políticas que vêm sendo promovidas pelo PT e o PCdoB, partidos governistas que se apresentam como pertencentes ao espectro das forças de esquerda no país, assim como pelos intelectuais comprometidos com um “possibilismo conservador”, ou “um falso realismo”[12], para justificar as políticas adotadas pelos governos do PT, apresentando-as como as únicas viáveis nas atuais condições do mundo e do Brasil, na tentativa de explicar o canhestro reformismo burguês que praticam.

Há que lembrar que, desde as eleições presidenciais de 2002, tanto Lula quanto a direção do PT enveredaram pelo caminho da conciliação com setores da burguesia. Sem jamais terem adotado a teoria marxista como orientação ou considerado a realização de reformas sociais como caminho para a revolução, os líderes do PT optaram pelo reformismo burguês. Diante da tradicional alternativa – reforma ou revolução[13] -, a escolha foi clara. Tratou-se de buscar a reforma do capitalismo, de alcançar um capitalismo “sério” e distribuidor de benesses aos desassistidos, abandonando definitivamente qualquer proposta de mudança de caráter revolucionário e anticapitalista. 

Contrariando o que haviam imaginado e proposto pensadores marxistas como Florestan Fernandes, nos primeiros anos de existência do PT, o “partido dos trabalhadores” transformou-se numa versão brasileira da social-democracia europeia, com a diferença de que os conflitos sociais no Brasil, resultado de desigualdades extremas, não têm solução, mesmo que temporária, nos marcos do capitalismo, como aconteceu com o “estado do bem-estar social”, criação dos partidos social-democratas na Europa. Experiência esta hoje falida, como é do conhecimento geral.

Em 2002, ao candidatar-se pela quarta vez à presidência da República, Lula e as tendências que o apoiavam dentro do PT compreenderam que para assegurar sua eleição seria necessário fazer concessões ao grande capital internacionalizado, ou seja, aos setores da burguesia monopolista brasileira e internacional. A “Carta aos brasileiros” selou esse acordo. Lula e o PT tornaram-se confiáveis para a continuidade do sistema capitalista no Brasil, contribuindo para tal a nomeação de Henrique Meirelles para o Banco Central, o único gerente não estadunidense do então Banco de Boston, homem de confiança das multinacionais.[14] Jamais no país os grandes empresários e banqueiros ficariam tão satisfeitos com um governo quanto com os dois quadriênios de Lula e, logo a seguir, com a eleição de sua “criação”, a presidente Dilma.

Uma vez no governo, os dirigentes do PT incluíram em sua base aliada partidos e agrupamentos políticos comprometidos com a continuidade das políticas neoliberais, que haviam constituído a essência dos compromissos assumidos com a “Carta aos brasileiros”. Estava fora de cogitação qualquer possibilidade de os novos governantes desenvolverem esforços voltados para a organização e a mobilização populares, tendo em vista a implantação de políticas favoráveis aos interesses dos trabalhadores e das grandes massas vitimadas pela exclusão social. 

De acordo com a cartilha neoliberal, formulada pelas agências ligadas aos grupos monopolistas internacionais, aos setores populares seria destinada uma parte dos recursos provenientes dos lucros fabulosos desses grupos, através de políticas assistencialistas promovidas pelo Estado brasileiro, cujo objetivo principal jamais deixou de ser a garantia da paz social. Dessa forma, tentou-se evitar as convulsões sociais e garantir o apoio popular aos governos do PT e de seus aliados, assegurando a sucessão tranquila desses governantes a cada eleição. Foram distribuídas migalhas ao povo, enquanto as multinacionais obtinham lucros fabulosos e os dirigentes do PT e seus aliados garantiam a reeleição para os principais cargos dos governos da República.

 Até recentemente esse esquema vinha funcionado, mas, a partir de junho de 2013, começou a ser contestado pelas manifestações que se espalharam por todo o Brasil. A crescente insatisfação popular com a situação do país evidenciou-se durante a última sucessão presidencial, quando a reeleição de Dilma Rousseff foi garantida por uma pequena margem, de 3,28%,[15] sobre o seu principal adversário, o “tucano” Aécio  Neves. Este se tornara o candidato preferencial dos monopólios nacionais e internacionais, uma vez que comprometido com setores empresariais partidários de políticas decididamente neoliberais, incluindo propostas de privatização total do Pré-Sal e de um completo alinhamento com os interesses estadunidenses.

Diante do descontentamento popular com a política neoliberal - embora camuflada por um discurso demagógico -, adotada pelo seu governo, a candidata do PT à reeleição precisou recorrer a promessas eleitorais, chegando a garantir que, em seu novo governo, os direitos dos trabalhadores não seriam tocados “nem que a vaca tossisse”. Mas, uma vez eleita, Dilma Rousseff não tardou em anunciar para o Ministério da Agricultura o nome da Sra. Katia Abreu, declarada representante do agronegócio e dos grandes latifundiários do país. A seguir seria a vez dos ministros da área econômica Joaquim Levy, Nelson Barbosa, Alexandre Tombini e Armando Monteiro Neto, todos conhecidos pelos compromissos que, de uma forma ou de outra, os unem aos grupos monopolistas que controlam a economia nacional.

De acordo com o “choque fiscal” anunciado pela nova equipe econômica, pretende-se a redução dos direitos trabalhistas e da proteção social dos trabalhadores, ou seja, criar dificuldades para o acesso ao seguro-desemprego, ao abono salarial, à pensão por morte, ao auxílio-doença e ao seguro-defeso aos pescadores no período de proibição da sua atividade. A justificativa apresentada é o combate às fraudes e a necessidade de cortar 18 bilhões de reais nas despesas da União, parte do ajuste fiscal de, no mínimo, 60 bilhões, definido pelo ministro da Fazenda, Joaquim Levy, para atingir um superávit de 1,2% do PIB. Além disso, já foi decretado o aumento de impostos sobre combustíveis, crédito ao consumidor e importações e mudanças no Imposto sobre Produtos Industrializados para o setor de cosméticos. Com tais medidas, pretende-se chegar a retirar quase 70 bilhões de reais da economia.[16] Estamos diante de uma “guinada ortodoxa”, tão a gosto das receitas neoliberais, para combater a crise econômica que adquire maior gravidade no país. 

Tais políticas praticadas pelos governos do PT e respaldadas por setores comprometidos com o reformismo burguês, como é o caso do PCdoB, contribuíram de maneira decisiva para retardar a formação das condições subjetivas para a revolução no Brasil, pois levaram à desarticulação do movimento sindical, que começara a se reestruturar nos anos 1980, à desorganização dos movimentos populares nascidos na mesma época e à atual desmoralização junto a amplos setores populares do PT, dos seus governos e das suas lideranças, incluindo o próprio Lula. As ilusões em transformações significativas da realidade nacional, alimentadas junto a setores populares pelos líderes do PT e em particular por Lula, começaram a dissipar-se, contribuindo para o atual clima de desorientação e desesperança generalizada de múltiplos segmentos da população brasileira.

Frente a tal situação, o que fazer tendo em vista a criação das condições subjetivas para a revolução no Brasil? Certamente, não existe solução mágica. Para quem está empenhado na formação das forças sociais e políticas - o sujeito-povo, ou seja, o bloco histórico gramsciano – capazes de constituírem um elemento impulsionador das transformações necessárias para que se possa avançar rumo a um poder popular que abra caminho para o socialismo, não existe alternativa a não ser o trabalho de organização popular, paciente, perseverante e destinado a durar um longo período. Organização dos diferentes setores populares – prioritariamente os mais significativos da vida nacional, assim como os mais esclarecidos e combativos – em torno das suas reivindicações mais sentidas e capazes de sensibilizá-los com maior eficácia para a luta. 

Tais reivindicações existem sempre; é necessário saber defini-las a cada momento histórico. Na conjuntura atual, podem ser as reivindicações salariais ou de melhorias nas condições da saúde pública, do ensino público, dos transportes públicos, etc. Certamente, para as massas trabalhadoras não está colocada no momento atual a conquista de uma Constituinte ou de uma reforma política. É necessário lembrar o retrocesso político havido no Brasil, apontado anteriormente, para compreender que teremos pela frente um longo período de preparação das massas trabalhadoras antes que estas se disponham a lutar por demandas mais avançadas, incluindo a conquista de um poder popular.

Ao lembrarmos a contribuição teórica dos fundadores do marxismo (C. Marx, F. Engels, V. Lenin) e, em particular, de A. Gramsci (no que diz respeito à realidade observada em países com uma sociedade civil[17] desenvolvida), verificamos que a organização popular não poderá resultar em avanços significativos da luta revolucionária se não for acompanhada da formação ideológica e política de suas lideranças, muitas das quais deverão transformar-se em quadros políticos habilitados a dirigirem partidos efetivamente revolucionários. Partidos enraizados nos movimentos populares, com direções teoricamente capazes de elaborar diretrizes viáveis - reformas parciais - que apontem no sentido de transformações profundas de caráter revolucionário, abrindo caminho para a conquista do poder político e o início da construção de uma sociedade socialista. Em outras palavras, realizar um “reformismo radical”, nas palavras de A. Boron[18], um reformismo voltado para a superação do sistema capitalista.

Sabemos que são as massas que fazem a revolução. Mas o movimento espontâneo de massas desorganizadas e despolitizadas não saberá avançar rumo à revolução, embora possa chegar a derrubar governos, como aconteceu na Argentina em 2001. Pelo contrário, um movimento espontâneo pode ser manipulado e direcionado por líderes com perfil de direita ou até mesmo fascista, como o demonstra a experiência histórica brasileira e mundial. Multidões convocadas a sair às ruas, inclusive através das redes sociais, sem organização e objetivos definidos, sem lideranças que as orientem rumo à formação de forças sociais e políticas empenhadas na transformação radical da sociedade, não terão condições de contribuir de maneira efetiva para o avanço dos movimentos populares, para a conquista de suas demandas e a realização das expectativas almejadas por amplos setores da população. 

            Ao analisar as condições atuais dos movimentos populares na América Latina, A. Boron ressalta que se tornou necessário desenvolver esforços para

a criação de um instrumento político, de uma organização revolucionária e de um trabalho de conscientização e formação ideológica no campo popular que torne possível que as classes e camadas subalternas percebam que outro mundo não só é necessário como também possível, cuja construção pode iniciar-se sem mais delongas, aqui e agora.[19]

            Frente ao poder de influência dos atuais meios de comunicação, dominados e orientados pelo grande capital, o papel da educação e da formação teórica e política das lideranças populares adquire importância decisiva para a criação das condições subjetivas para a revolução, necessárias para garantir a realização de profundas transformações na sociedade.

            Quando A. Gramsci chega a postular nos Cadernos do cárcere a necessidade da formação de um bloco histórico contra-hegemônico (o sujeito-povo), já tinha acumulado uma vasta experiência revolucionária adquirida durante os embates do operariado de Turim (Itália), na segunda metade dos anos 1910, e na criação do Partido Comunista Italiano, no início da década de 1920. Já nesse período inicial da sua atuação revolucionária, Gramsci viria a advertir a importância das “premissas culturais das revoluções políticas e sociais”[20]:

Toda revolução foi precedida por um intenso e continuado trabalho de crítica, de penetração cultural, de impregnação de ideias em agregados de homens que eram inicialmente refratários e que só pensavam em resolver por si mesmos, dia a dia, hora a hora, seus próprios problemas econômicos e políticos, sem vínculos de solidariedade com os que se encontravam na mesma situação.[21]

            Nas condições atuais existentes no Brasil, de desorganização e despolitização de grande parte dos setores populares, as reflexões gramscianas podem contribuir para nos alertar quanto à necessidade de concentrar os esforços das forças sociais e políticas empenhadas em criar as condições subjetivas para a revolução brasileira no trabalho de organização popular. Trabalho que deve ser entendido como organização em torno da luta pelas reivindicações mais sentidas dos trabalhadores, combinada com a permanente atividade de educação ideológica (marxista) e política e de formação revolucionária das lideranças que mais se destacarem nesse processo. Trabalho dirigido no sentido de criar as condições para a formação de organizações e/ou partidos revolucionários, dirigidos por lideranças nascidas das próprias lutas dos trabalhadores e forjadas no embate de ideias durante esses processos concomitantes de luta e de formação teórica revolucionária. Trabalho que deverá tornar tais lideranças aptas a elaborar diretrizes unitárias visando o avanço da revolução brasileira rumo ao socialismo.

Junho de 2015.
*Anita Leocadia Prestes é doutora em História Social pela UFF, professora do Programa de Pós-graduação em História Comparada (PPGHC) da UFRJ e presidente do Instituto Luiz Carlos Prestes     


[1] PRESTES, Luiz Carlos. “Discurso na Conferência sobre a Dívida Externa”, Havana, 3/8/1985, documento original datilografado, 6 p. (arquivo particular da autora). “PRESTES – Dívida externa”, folheto impresso (arquivo particular da autora).
[2] Em alguns países do continente latino-americano, como é o caso da Venezuela, da Bolívia, do Equador e da Nicarágua, nos últimos anos registrou-se um avanço do amadurecimento das condições subjetivas para a revolução; Cuba constitui um caso à parte, pois o regime socialista já está implantado nesse país.
[3] PRESTES, Anita Leocadia. Luiz Carlos Prestes: o combate por um partido revolucionário (1958-1990). São Paulo, Expressão Popular, 2012, p. 100-104.
[4] Sujeito-povo – categoria empregada por alguns intelectuais latino-americanos, relacionada com o conceito gramsciano de bloco histórico, ou seja, sujeito-povo expressa não só a soma numérica de diversos setores sociais, mas também é portador de novos valores culturais e constitui uma alternativa de poder (cf., por exemplo, BIGNAMI, Ariel. Intelectuales & revolución o el tigre azul. Buenos Aires, Acercándonos Ediciones,  2009, p. 23, 26, 28 e 107).
[5] PRESTES, Anita Leocadia, op. cit. p. 101.
[6] MORAES, Denis.  A Esquerda e o golpe de 64: vinte e cinco anos depois, as forças populares repensam seus mitos, sonhos e ilusões. Rio de Janeiro, Espaço e Tempo, 1989, p.198.
[7] PRESTES, Anita Leocadia, op. cit., p. 19-31.
[8] BIGNAMI, Ariel. El pensamento de Gramsci: una introduccion. 2ª ed. Buenos Aires, Editorial El Folleto, s.d., p. 27. (Tradução da autora)
[9] GRAMSCI, Antonio. Cadernos do cárcere, 2ª ed., v. 1. Rio de Janeiro, Civilização Brasileira, 2001, p. 238.
[10] PRESTES, Anita Leocadia, “Antônio Gramsci e o ofício do historiador comprometido com as lutas populares”, Revista de História Comparada, v. 4, n. 3, dez. 2010.
[11] GRAMSCI, Antonio. Quaderni del carcere. Toríno, Einaudi, 1965, p. 1999; Il Risorgimento. Roma, Editori Riuniti, 1977, p. 206-207, apud CERRONI, Umberto. Pequeño Diccionario Gramsciano. Buenos Aires, Altamira, 2008: 157. (Tradução da autora).
[12] BORON, Atílio A. Socialismo siglo XXI. Hay vida después del neoliberalismo?  1ª ed. Buenos Aires, Luxemburg, 2008, p. 79-82; “Estudio introductorio – Rosa Luxemburg y la crítica al reformismo socialdemócrata”, in LUXEMBURG, Rosa.  Reforma social o revolución?  Buenos Aires, Luxemburg, 2010, p. 83.
[13] LUXEMBURG, Rosa.  Reforma social o revolución?  Buenos Aires, Luxemburg, 2010.
[14] Henrique Meirelles permaneceu à frente do Banco Central durante os dois quadriênios dos governos Lula.
[15]Dilma é reeleita na disputa mais apertada da história; PT ganha 4º mandato”, UOL, São Paulo, 26/10/2014, in



[17] Segundo A. Gramsci, “podem-se fixar dois grandes ‘planos’ superestruturais: o que pode ser chamado de ‘sociedade civil’ (isto é, o conjunto de organismos designados vulgarmente como ‘privados’) e o da ‘sociedade política ou Estado’”. GRAMSCI, A. Cadernos do cárcere, apud LIGUORI, Guido. Roteiros para Gramsci. Rio de Janeiro, Editora UFRJ, 2007, p. 20.
[18] BORON, Atílio A., op. cit., p.84.
[19] BORON, Atílio A. Socialismo siglo XXI. Hay vida después del neoliberalismo?  2ª ed. actualizada y ampliada. Buenos Aires, Luxemburg, 2014, p.46; grifos meus. (Traduação da autora)
[20] RAPONE, Leonardo. O jovem Gramsci: cinco anos que parecem séculos – 1914-1919. Rio de Janeiro, Contraponto; Brasília, Fundação Astrojildo Pereira, 2014, p. 335.
[21] GRAMSCI, Antonio. “Socialismo e cultura”, in Escritos Políticos. Rio de Janeiro, Civilização Brasileira, 2004, v. 1, p. 58-59.