quinta-feira, 14 de junho de 2018

A propósito del 90 cumpleaños del Che

Socialismo es productividad más conciencia

Por Ernesto Che Guevara
 
 
Ernesto Che Guevara (1928-1967)
 
 
Discurso en la entrega de premios a obreros destacados del Ministerio de Industrias el 30 de abril de 1962.

Compañeros:
Compañeros trabajadores de todas nuestras industrias; compañeros trabajadores componentes del coro de la CTC, que nos ha dado una demostración del avance cultural de nuestro pueblo con sus magníficas interpretaciones; compañeros todos:
Realmente quisiera decirles que es un momento emocionante para mí el hablar ante esta asamblea. Hemos visto muchos actos de desprendimiento de la clase obrera, muchos actos de amor por su trabajo, por su patria y por su clase, y vemos cada momento que pasa como no hay otra salida, no hay otra manera de interpretar los hechos, no hay otra forma de actuar para un verdadero revolucionario consciente de sus deberes y, al mismo tiempo, deseoso de arribar al triunfo en el menor tiempo posible, no hay otro camino que el apoyo total, irrestricto en la clase obrera, siguiendo sus orientaciones, pulsando sus opiniones, pulsando sus emociones y tratando, a lo más en algún momento, de interpretar, quizá un ápice mejor la realidad, para ordenar o para insinuar algún pequeño cambio en el camino. Pero quien hace la historia, quien la hace día a día mediante el trabajo y la lucha cotidiana, quien la firma y la convierte en realidad en los grandes momentos, es la clase trabajadora, son los obreros, son los campesinos, son ustedes, compañeros, los creadores de esta Revolución, los creadores y sostenedores de todo lo que tiene de bueno; y es para ustedes, pues, para todo el pueblo trabajador, mi saludo más emocionado y más encendido en esta jornada. (Aplausos.)
(…) Podemos decir que la definición del socialismo es muy sencilla; se define por la productividad que está dada por la mecanización, por el empleo adecuado de las máquinas al servicio de la sociedad, y por un creciente aumento de la productividad y la conciencia, que está dada por el poner los trabajadores todo lo que de sí tienen, en beneficio de la sociedad; productividad, es decir, mayor producción, más conciencia; eso es socialismo, y nosotros, lo que tenemos ahora, es que construir el socialismo, aumentar la productividad y aumentar la conciencia día a día.
(…) Compañeros: Creo que sería obvio explicar el porqué del acto, y también el porqué de este acto en vísperas del Día Internacional de los Trabajadores. Nunca ninguna fecha más honrosa, ninguna fecha mejor recibida por los trabajadores del mundo entero, aun en las peores condiciones de dominio imperialista, que el Primero de Mayo.
Con esta reunión hemos pretendido, compañeros, nada más y nada menos que la dignificación plena del trabajo y la colocación del trabajo productivo en bien de la sociedad como tarea fundamental, digna del más alto elogio y al lado mismo de las otras dos grandes tareas revolucionarias de este momento, que se aúnan y complementan: la defensa del poder conquistado y el estudio, preparándose para nuevas tareas en el porvenir.
(…) esta Revolución ha sido generosa en dar en los primeros años y hoy ya no puede dar con la misma generosidad. Fue quizás algo dispendiosa en sus bienes, pero de eso si no nos arrepentimos, no podemos arrepentirnos de nuestros hospitales y de nuestras escuelas; no podemos arrepentirnos de nuestros becados y de la cantidad de campesinos que reciben, ahora sí, medicinas y atención médica en todos los rincones del país. Podemos quizás arrepentirnos de algún centro turístico demasiado elegante, pero en realidad también de los trabajadores, podemos quizá lamentar algún dinero invertido en una construcción que no era de las más necesarias. Sin embargo, en lo fundamental todo el dinero del pueblo ha ido a construcción de bienes sociales para el pueblo, bienes materiales que no se cuentan en pesos y centavos todos los días, pero que alivian el presupuesto familiar en todos los rincones del país.
Ahora, en este momento, tenemos que organizar uno de los lugares más difíciles, uno de los puntos más difíciles, más conflictivos para todos nosotros, un punto donde los capitalistas trabajan siempre para dividir a la clase obrera: es el salario. Ahora, teníamos que ir nosotros a regularlo otra vez, hacer que los menos, los menos «agraciados» digamos, los que tenían los salarios menores y las condiciones más difíciles, pudieran asegurar condiciones mínimas. Y para el futuro, para los nuevos ingresos de trabajadores, no para los actuales, planteamos, y lo planteamos ahora aquí y lo planteamos hace unos días también y lo plantearemos ante el pueblo entero de Cuba, ante todos los Sindicatos Nacionales y ante todos los Comités Sindicales, en cada lugar, donde haya obreros trabajando, plantearemos nuestra demanda de una regulación total del salario en Cuba, por lo menos en los sectores industriales del Ministerio de Industrias, y en poco tiempo en los otros sectores de la producción.
(…) No habrá diferencias en el futuro para los compañeros que trabajen en una rama u otra, porque partimos de la base que todo el conjunto de la producción industrial es un bien social, es un fondo básico de los trabajadores, y que no debe cargar sobre los trabajadores ni la desgracia de tener que trabajar en una industria poco rentable, ni la gracia excesiva de tener que trabajar en una industria de las muy rentables.
Simplemente, ahora todas las industrias son del pueblo y la rentabilidad media que se logre en ellas será el grado de nuestro desarrollo y medirá el grado de nuestro avance hacia el futuro.
(…) Debo decirles, compañeros, que si podemos ponernos de acuerdo en todo esto que proponemos, y que después se verá detalladamente, habremos dado un paso de avance que nos coloca entre los primeros países del mundo capaces de afrontar el problema de los salarios. Porque el salario es un viejo mal, es un mal que nace con el establecimiento del capitalismo cuando la burguesía toma el poder destrozando al feudalismo, y no muere siquiera en la etapa socialista. Se acaba, como último resto, se agota digamos, cuando el dinero cese de circular, cuando se llegue a la etapa ideal, al comunismo. (Aplausos.)
En salario, es decir, en dinero, se mide la distinta calificación de todos los que reciben algo por trabajar. En dinero se mide también el espíritu de trabajo de cada uno de los que trabajan en sus distintas calificaciones. El dinero es la única medida que puede abarcarlo todo, y en la época de la construcción del socialismo, en que todavía existen relaciones mercantiles, nosotros tenemos que trabajar con el dinero.
Eso sí, tenemos que llevar los salarios a un lenguaje lo más racional posible. Sería vano que yo tratara de explicarles a ustedes lo irracional de los salarios en Cuba, porque ustedes lo conocen mejor que yo, mucho mejor que yo, porque han vivido la injusticia de los salarios, porque saben, con la injusticia inmanente a la clase obrera, que a pesar de que a veces hay compañeros que reciben salarios muy remunerativos por alguna tarea, sin embargo, ha habido grandes sectores de la población que han recibido salarios de miseria durante muchos años.
Cuando nosotros nos quejamos ahora de la falta de cortadores de caña y nos olvidamos de lo duro que ha sido ese trabajo, del odio que ha generado el trabajador cubano hacia esa forma de explotación terrible que era el corte de caña; del hambre que seguía en el tiempo muerto; de las esperanzas cada año siempre frustradas de la clase obrera al llegar la época de la zafra. Nos olvidamos de que hoy los trabajadores quieren hacer cualquier cosa, ir a cooperativas o granjas, a cualquier lugar donde a veces el salario es más alto y donde las condiciones de trabajo son diferentes o donde, por lo menos, se olvidan un poco de hambres pasadas.
Y debemos recordar también el trabajo de los mineros en regiones separadas del país, en regiones aisladas, trabajando bajo tierra en condiciones insalubres, y que en el momento actual han unido a todas las incomodidades propias de su profesión el problema de los abastecimientos.
Y si recorremos así cada uno de los distintos sindicatos nacionales, veremos que la mayoría de los trabajadores de Cuba no tienen motivo ninguno de agradecimiento al capitalismo, ni tienen motivo alguno para recordar con nostalgias tiempos idos; en este presente de hoy, lleno de sacrificios, pero también lleno de esperanzas y de dignidad, es una etapa nueva en la historia de Cuba y es una etapa nueva en la historia de América, en la cual nos ha tocado la enorme dignidad de ser la vanguardia de la liberación. (Aplausos.)
(…) El día Primero de Mayo está ligado y todos lo sabemos, a la clase obrera del mundo entero. A veces nos olvidamos o nos olvidamos por un momento, de la significación de esa fecha. A veces nos olvidamos que Martí mismo fue testigo de la infamia que ha perdurado durante decenas de años, y que se ha convertido después en el símbolo de la lucha de los trabajadores por sus conquistas y por el poder.
El imperialismo naciente asesinaba a obreros un Primero de Mayo para afianzar la dominación de su clase, pero desde aquel Primero de Mayo hasta hoy la humanidad ha caminado muy rápido. Los mártires de Chicago, cada uno de ellos, al morir sentía y lo proclamaba, que estaban muriendo por la construcción de una sociedad nueva, sentían y lo proclamaban que su sacrificio no era en vano, que esa bandera de lucha sería recogida por los trabajadores de su país; y quizás alguno de ellos intuyera que su bandera, su ejemplo y su memoria, sería recogida por los trabajadores del mundo entero.
Pero cuando parecía que todavía por delante del imperialismo había muchos años de dominio completo del mundo, y que sólo éste sería testigo de las luchas entre imperialismos opuestos, entre la Alemania Imperial o la Inglaterra de aquellas épocas, o la Francia, o los Estados Unidos, al final de la primera gran Guerra Mundial surgió el primer Estado Socialista. Desde ese momento todo ha cambiado.
De pronto, los trabajadores de Rusia, dirigidos por el genio de Lenin… (Ovación), los trabajadores de Rusia, compañeros, pudieron tomar el poder y después de años de sacrificio sin cuento, al lado de los cuales nuestra situación actual es más que lo que pudieron soñar en aquellos momentos los luchadores soviéticos que defendían su libertad y el nuevo Estado obrero. Logró la Unión Soviética salir de aquella situación embarazosa, y tras cuatro años de guerra civil ya establecerse y ser reconocida definitivamente como un Estado soberano en el mundo. No lo logró nadie más que la fuerza y la decisión de los obreros. No había nadie que ayudara la decisión de los obreros soviéticos y el espíritu internacional de los obreros del mundo era la única fuerza, mal armada, mal comida, sin armas casi, sin vestidos, teniendo que soportar condiciones de miseria terrible, la clase obrera de la Unión Soviética fue forjando su porvenir allí.
Después de la gran Guerra Mundial -la Segunda- un rosario de países socialistas ya empezaron a hacer comprender al mundo que la era del capitalismo estaba tocando a su fin. La gran revolución china, después de veinte años de lucha de la misma intensidad (aplausos) también conquistaba el poder, aunque divididas, hermanas suyas en el Asia eran las repúblicas de Corea y Vietnam. (Aplausos.) Y el primer día de enero de 1959 huía un dictador de una pequeña isla del Caribe (aplausos), un grupo de guerrilleros románticos, sin ideología, barbudos como única… (Aplausos prolongados.) La barba y el fusil de mirilla eran la única representación que veía el imperialismo de este nuevo movimiento; muchachos jóvenes, fáciles de dominar; un cambio de nombre de los que se suceden a diario en los ámbitos de nuestra pobre América, digamos, una relación Frondizi-Guido (risas) ¡y todos contentos! Sin embargo, compañeros, esta vez los ojos sagaces del imperialismo se enturbiaron completamente (risas), no supieron ver detrás de aquel grupo de jóvenes sucios y barbudos, que entraban a la Habana, la gran avalancha de pueblo (aplausos) y todos nuestros hermanos de América, compañeros, cuando decían que no se podía en estos momentos hacer nada porque las condiciones no estaban maduras, la Revolución cubana les impulsaba al combate, gritándoles: ¡se maduran en el camino las condiciones! (Aplausos.)
Y cuando los compañeros de América razonaban: nuestro ejército es enormemente poderoso, está armado con las armas más modernas y tiene detrás el imperialismo, en la misma América la voz de la Revolución cubana les decía: ¡no hay ejército por poderoso que sea que pueda oponerse a un pueblo en armas! (Aplausos.)
Y cuando nos preguntan, compañeros, en qué pensaba Fidel pocos días después del desastre de Alegría de Pío, la voz de la Revolución cubana les contestaba: ¡pensaba en el poder para la clase obrera! (Aplausos.)
Y repetía nuestro líder una y otra vez: la clase obrera no debe luchar por migajas que le arrojan desde el banquete, la clase obrera tiene que luchar por el poder. (Aplausos.)
(…) Y nosotros, compañeros, ¿seremos espectadores tranquilos de esa contienda? Es que nosotros, compañeros, tenemos responsabilidades enormes; hemos dado el primer grito en América, hemos sido los actores de esta nueva época histórica para nuestro Continente; somos un ejemplo y tenemos responsabilidades de ejemplo. Debemos ser cada vez más firmes, cada vez más conscientes, defender todos nuestros frentes de lucha del enemigo que ataca día a día.
Porque no crea nadie que el enemigo imperialista estará quieto en Cuba porque tenga otra frontera de su largo bastión de iniquidades amenazado por allá por América, o en el otro lado, por el Asia, por el Africa. El enemigo imperialista atacará aquí en una forma u otra, pero atacará. Está buscando a cada momento la oportunidad para destruir a la Revolución.
(…) Debemos de seguir serenos, debemos mantener nuestro paso, debemos luchar por mantener y acrecentar nuestras conquistas y debemos luchar con todas nuestras fuerzas para que las fuerzas de la paz se impongan; debemos mostrar nuestra potencia para que no se equivoquen con nosotros, para que no pongan en peligro la paz del mundo aquí, por nuestra propia seguridad y por todos los pueblos del mundo. La imagen de fuerza que dé Cuba al mundo entero debe ser una advertencia para los imperialistas y debe ser un faro para todos los pueblos semicoloniales. Es decir, compañeros, nuestra responsabilidad es enorme.
(…) Recuerden los tímidos, o los escépticos, el camino enorme que ha recorrido la Revolución cubana, el paso seguro con que ha transcurrido, la misma fuerza que le permite reconocer sus errores ante la opinión pública, mostrar ante los trabajadores sus errores y aprestarse a corregirlos con ellos mismos, con el pueblo entero.
Recuerden, compañeros, ese largo camino; recuerden también que tenemos una fuerza militar organizada para defendernos de cualquier agresión; recuerden los miles y miles de becados que estudian preparándose para el porvenir, y cuando veamos todo eso tendremos una visión cada vez más clara de lo que nos espera, del gran porvenir de la Revolución cubana al lado de todos los pueblos del mundo, y juntos podremos gritar ahora como hemos gritado durante estos últimos años, con todas nuestras fuerzas desde la explosión de La Coubre: ¡Venceremos! (Ovación.)

FUENTE: Cubadebate

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