Viver é tomar partido: memórias, de Anita Leocadia Prestes*
Marcos Cesar de Oliveira Pinheiro
Universidade do Estado do Rio de Janeiro
El libro
no es exactamente una autobiografía, sino
un relato memorialista en el que momentos importantes de la historia mundial se
mezclan con la narrativa de sus vivencias
personales.
El libro consiste en una presentación de
la autora, once capítulos, anexos (con material inédito), fuentes consultadas, referencias bibliográficas, índice onomástico,
además de una rica colección de fotografías, muchas de ellas inéditas para el público, divididas en dos «cuadernos» entre
las páginas de la obra. Además, presenta
una edición gráfica esmerada por parte de
la editorial Boitempo. Al mismo tiempo, la escritura de estas memorias respira objetividad histórica, al contar con los resultados
de las investigaciones realizadas por la autora, en los últimos cuarenta años, sobre la
historia de vida de sus padres, los comunistas revolucionarios Luiz Carlos Prestes y
Olga Benario Prestes (1908-1942), la historia del PCB y de la Internacional Comunista (IC), con sensibilidad, sin tonos apelativos, para exponer los dramas, las luchas, la clandestinidad, los exilios, la solidaridad y
los afectos recibidos y dados por ella.
En los primeros capítulos, la autora retrata las historias de su infancia, a partir de
los recuerdos que le contaron la tía Ligia,
su padre, sus familiares, compañeros y amigos, así como sus propios recuerdos. Como
afirma Daniela Mussi en la solapa del libro,
es el «testimonio de una vida extraordinaria […] investido de la sensibilidad que en
ocasiones está ausente en los libros de memoria de las izquierdas».
Dadas las circunstancias de su nacimiento, Anita Prestes ya nació como un
bebé famoso. Después de la derrota de los
levantamientos antifascistas de noviembre
de 1935, en Brasil, sus padres fueron arrestados en marzo de 1936 y separados para
no verse nunca más. En el séptimo mes de
embarazo, septiembre de 1936, Olga Benario Prestes, junto con otra comunista
alemana, Elise Ewert, fue embarcada por
la fuerza rumbo a la Alemania nazi, con la
justificación del gobierno brasileño para la
extradición de los dos de que eran «agitadoras comunistas». Aislada e incomunicada,
Olga fue llevada a la prisión de mujeres de
Bernimstrasse, donde el 27 de noviembre
de 1936 nacía su hija, Anita Leocadia, cuyo
nombre era un homenaje de Olga a dos mujeres fuertes: Anita Garibaldi y Leocadia
Prestes.
Desde la detención de sus padres, Prestes y Olga, se puso en marcha la Campaña Prestes para la liberación de los presos
políticos en Brasil, liderada por Leocadia
Prestes, la abuela paterna de la autora, y su
hija menor Lygia. Cuando la extradición de
Olga y Elise fue de conocimiento público, la
campaña se extendió a las dos prisioneras.
Y con el nacimiento de Anita, la campaña
tuvo una mayor repercusión, porque ahora se trataba de salvar la vida de una niña.
La influencia de la repercusión mundial de
la Campaña Prestes daría como resultado la liberación de Anita de las garras del nazismo, una gran victoria para la solidaridad
internacional.
Los detalles de la Campaña Prestes relatados en las páginas del libro y la secuencia
de los acontecimientos, después de la salida de la Alemania nazi, harán que el lector
entienda por qué la autora, Anita Prestes,
se considera hija de la solidaridad internacional. De hecho, desde su nacimiento, la
forma en que Anita se va integrando en el
mundo está marcado por dos aspectos a lo
largo de su vida: la solidaridad, un principio
entre los comunistas que fue fundamental
para ella, y el anticomunismo, imponiéndole condiciones que nunca fueron favorables desde su más tierna infancia.
Los aspectos relatados de su infancia y
adolescencia no son cosas pintorescas o curiosidades para distraer a los lectores, sino
que son elementos de la formación de un
sujeto histórico, de una persona, que se involucrará en la lucha por un mundo mejor
para todos, a pesar de los sacrificios personales, entendiendo, por ejemplo, que el
martirio de su madre, asesinado en la cámara de gas del campo de concentración de
Bernburg (en abril de 1942), una víctima del
fascismo entre miles de otras, «debe servir
de ejemplo para que no permitamos que se
repitan tales horrores» (pág. 26). La formación de Anita está marcada por la historia
de las mujeres de la familia, que ejercieron
una enorme influencia en su vida: su madre, Olga Benario Prestes, su abuela paterna, Leocadia Felizardo Prestes y sus tías
Clodilde, Eloiza, Lucía y Ligia, en especial
esta última, que, en ausencia de Olga, se
convertiría en su verdadera madre por el
resto de su vida.
A lo largo de la narración de los recuerdos de Anita Prestes, su historia personal
se entrecruza, en muchos puntos, con los
acontecimientos históricos internacionales
y los nacionales de algunos países, como Brasil, México y la Unión Soviética. La Campaña Prestes y su liberación de la Alemania
nazi fueron parte de la lucha antifascista en
las décadas de 1930 y 1940. Los años de exilio en el México del General Lázaro Cárdenas, aunque rodeados de la solidaridad de
compañeros y amigos, como el propio Cárdenas, Tina Modotti y María Luisa Carnelli,
la vida cotidiana fue de aislamiento por diversas circunstancias, como relata Anita. El
impacto de la Segunda Guerra Mundial sobre la continuación de la Campaña Prestes
y el mantenimiento de la correspondencia
con los padres de Anita, que entonces estaban encarcelados, la madre en el campo
de concentración de Ravensbrück en Alemania, y el padre prisionero del gobierno
de Getúlio Vargas en Brasil, condenado a
46 años y 8 meses de prisión. La victoria
sobre el nazifascismo, la liberación de su
padre en abril de 1945 y el encuentro con
él, por primera vez, en octubre del mismo
año, cuando Anita llega a Brasil. El proceso
de democratización de Brasil en la inmediata posguerra, el corto periodo de legalidad del PCB y la vida en familia. La Guerra
Fría, la separación forzada de la familia, la
clandestinidad, el exilio en la Unión Soviética (1951-1957), en que Anita relata lo que
experimentó en la escuela y en la sociedad
soviética de la época.
Anita reconstruye su trayectoria de una
persona nacida en cuna comunista. Las etapas de su vida no se van narrando de manera
mecanicista de causa y efecto, sino dentro
de la realidad efectiva, dinámica, en la que
se toman decisiones, se realizan análisis en
un esfuerzo por entender esa realidad, al
mismo tiempo, condicionada por circunstancias históricas ajenas a su voluntad.
A su regreso a Brasil, en noviembre de
1957, Anita comienza, de hecho, su inserción en el movimiento comunista, ingresando oficialmente en el PCB en 1959. Después de su llegada, participa en la campaña de sensibilización de la opinión pública a
favor de la derogación de la prisión preventiva que afectaba a los dirigentes comunistas y, en primer lugar, a su padre, secretario
general del PCB. Anita habla de la relación
política con Luiz Carlos Prestes, sobre la estrecha convivencia en los últimos 32 años
de la vida de su padre (1958-1990), aconsejando con frecuencia su actividad política.
Así, pudo conocer de cerca el pensamiento
y seguir las actitudes políticas de un personaje histórico, cuya participación en la vida
política brasileña y también internacional
que coincide con el «corto siglo XX» definido y analizado por Eric Hobsbawm.
Además de la condición de hija de dos
exponentes del movimiento comunista
internacional, Anita trató de recorrer su
propio camino como militante de base del
PCB, consciente de que no le pertenecía el
prestigio de ser hija de quien era. En lugar
de disfrutar del prestigio proveniente de
sus padres, siempre buscó ser digna de la
historia de vida de ambos, es decir, ser una
comunista revolucionaria. De forma que
Anita participó activamente en el movimiento estudiantil universitario, en su condición de estudiante del Curso de Química
Industrial en la Universidad de Brasil (actual Universidad Federal de Río de JaneiroUFRJ), vivió intensamente los convulsos
momentos en el Brasil de los años 1960 y
1970, desempeñando diversas actividades
políticas legales y clandestinas, entre ellas,
el trabajo de educación política junto a las
organizaciones políticas del estado de Sao
Paulo (1969-1973), y más adelante procesada y condenada en ausencia por la justicia
militar de la dictadura. Pues ante el riesgo
de ser torturada, asesinada o «desaparecida» si era capturada, había tenido que marcharse al exilio a la Unión Soviética, donde
ya se encontraba su padre desde 1971. Su
llegada a Moscú sana y salva fue vista por
todos como una victoria contra la dictadura, logrando escapar de la represión policial
en Brasil.
En el exilio, Anita aprovechó la oportunidad para volver a estudiar en el Instituto
de Ciencias Sociales de Moscú, donde ya
había realizado el curso de marxismo-leninismo (1966-1968), tratando de contribuir
a definir mejor las tareas de la revolución
brasileña en aquel momento. En octubre de
1975, defendió su tesis doctoral en Economía Política, titulada «El capitalismo monopolista de Estado en Brasil y sus particularidades», bajo la dirección de Anastácio
Mansilla. Durante este nuevo período en
Moscú, Anita paso a formar parte del Comité Central (CC) del PCB y vivió de cerca
la instigación de los desacuerdos entre el
secretario general, su padre, y la mayoría
del CC. En el capítulo 10 de sus memorias,
Anita va relatando de manera concisa y detallada, el conflicto cada vez más acentuado entre las posiciones de Prestes y las de
la mayoría de CC, culminando en la ruptura
de ella y su padre con el PCB, cuyos motivos
fueron explicitados, entre otros materiales,
en un artículo de Anita titulado «¿A qué herencia deben renunciar los comunistas?»,
que tuvo amplia repercusión, y en la «Carta
a los comunistas» de Luiz Carlos Prestes,
lanzada al final de marzo de 1980, que inmediatamente repercutió en las páginas de
la gran prensa.
De vuelta a Brasil, en 1979, cuando el 28
de agosto se promulgó una amnistía, y con
la crisis experimentada por el PCB traspasando las fronteras del partido, Prestes, en
la «Carta a los comunistas», denunció el
reformismo de los dirigentes del PCB, su
abandono de los objetivos revolucionarios
del Partido Comunista, su traición a los
intereses de la clase trabajadora. Durante los primeros años después de regresar
a Brasil, aparte de sus actividades profesionales, para garantizar la supervivencia,
Anita continuó colaborando con su padre en sus actividades políticas. Luiz Prestes
dedicó los últimos años de su vida, hasta
que murió el 7 de marzo de 1990, a difundir
sus ideas, especialmente entre los trabajadores y los jóvenes y a participar en la vida
política nacional, con el objetivo de contribuir a la creación de las condiciones propicias para el surgimiento de organizaciones
efectivamente revolucionarias habilitadas
para guiar las transformaciones necesarias
para la llegada del socialismo a Brasil.
En medio de las turbulencias derivadas
de la crisis con el PCB, Anita comenzó a
profundizar en el estudio de la situación
del país, la historia del PCB y a preocuparse por preservar la memoria de su padre.
Inició, en los años de 1980, su inserción en
el mundo académico, defendiendo una tesis doctoral sobre la Columna Prestes en la
Universidad Federal de Fluminense (UFF) el
29 de noviembre de 1989, bajo la dirección
de la profesora María Yedda Leite Linhares
y contando con la valiosa colaboración del
historiador marxista Ciro Flamarion Santana Cardoso. La Columna de Prestes fue
el momento culminante del llamado «tenentismo» de los años de 1920, reuniendo
un ejército guerrillero de aproximadamente 1.500 hombres y mujeres, que lucharon
contra el poder oligárquico establecido en
Brasil, en el que destacaba el liderazgo de
Luiz Carlos Prestes al frente de la Columna Invicta, a la que prestaría su nombre. La
tesis de Anita sobre la Columna Prestes fue
premiada en 1990 por la Casa de las Américas, reconocida institución cultural de
Cuba, en la categoría «Ensayos».
A partir de la década de 1990, Anita pasó
a ejercer, por medio de concurso público,
el cargo de profesora de Historia del Brasil, primero en la UFF y luego en la UFRJ.
Durante estos años de trabajo en la universidad, desarrolló investigaciones relacionadas con el tenentismo, la historia de
los comunistas brasileños y, en particular, la actuación política de Luiz Carlos Prestes.
Escribió varios libros y publicó capítulos de
libros y artículos en revistas académicas y
en periódicos y revistas. Sus últimos libros
publicados fueron la biografía política de
su padre, titulada Luiz Carlos Prestes: un
comunista brasileño (2015), una narración
biográfica sobre su madre, a partir de la documentación de la Gestapo, llamada Olga
Benario Prestes: una comunista en los Archivos de la Gestapo (2017), y el presente libro
de memorias, publicadas en 2019, todas por
Boitempo Editorial.
Con la entrada en la universidad como
profesora y el reconocimiento como historiadora, la militancia comunista, en palabras de la propia Anita, asume «la forma
de lucha ideológica contra la falsificación
(promovida por la historia oficial al servicio
de los dueños del poder) de la trayectoria
revolucionaria de Luiz Carlos Prestes y de
los comunistas brasileños, y contra las tendencias de carácter reformista burgués presentes en gran parte de las políticas adoptadas por las fuerzas que se dicen de izquierda en Brasil» (pág. 268-269). A partir del concepto de intelectual orgánico propuesto por
Antonio Gramsci, Anita Prestes es una intelectual militante, comprometida con los
«de abajo» y que lucha por transformaciones radicales de la sociedad expresando los
intereses de los sectores sociales revolucionarios o potencialmente revolucionarios.
El título Viver é tomar partido, frase del
poeta y dramaturgo alemán Christian Friedrich Hebbel retomada por el intelectual
italiano Antonio Gramsci, resume una vida
de militancia, que nunca ha sido indiferente y siempre se posicionó frente a los
acontecimientos. Cualquiera que conozca a
Anita Prestes sólo como el «famoso bebé»,
hija de Prestes y Olga, y /o como historiadora y profesora universitaria, se sorprenderá al leer sus memorias. Una vida intensa,
llena de aventuras, marcada por las persecuciones dirigidas contra los comunistas y,
en particular, contra su padre y su familia.
Pero también es una vida marcada por la
solidaridad humana y rodeada de amor.
* Reseña de: Anita Leocadia Prestes, Viver é tomar partido: memórias, Sao Paulo, Boitempo, 2019. Traduccion de José Gómez Alén.
FUENTE: Revista Nuestra Historia
Viver é tomar partido: memórias, de Anita Leocadia Prestes, Marcos Cesar de Oliveira Pinheiro.
Nuestra Historia, 9 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 156-160.
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