quinta-feira, 18 de junho de 2020

Lecturas: Las memorias de Anita Leocadia Prestes, Revista Nuestra Historia, 9 (2020)

Viver é tomar partido: memórias, de Anita Leocadia Prestes*

Marcos Cesar de Oliveira Pinheiro
Universidade do Estado do Rio de Janeiro


En Viver é tomar partido: memorias, la historiadora brasileña Anita Leocadia Prestes narra su trayectoria vital, desde su nacimiento en una prisión en el Berlín de la Alemania nazi, pasando por los dramas familiares y por las vicisitudes de su militancia comunista, hasta su carrera académica como estudiosa de la historia del Brasil republicano y del movimiento comunista internacional, en particular, la historia del Partido Comunista Brasileño (PCB) y la trayectoria política de su padre, Luiz Carlos Prestes (1898-1990), el principal líder comunista brasileño en el siglo XX. 

El libro no es exactamente una autobiografía, sino un relato memorialista en el que momentos importantes de la historia mundial se mezclan con la narrativa de sus vivencias personales. El libro consiste en una presentación de la autora, once capítulos, anexos (con material inédito), fuentes consultadas, referencias bibliográficas, índice onomástico, además de una rica colección de fotografías, muchas de ellas inéditas para el público, divididas en dos «cuadernos» entre las páginas de la obra. Además, presenta una edición gráfica esmerada por parte de la editorial Boitempo. Al mismo tiempo, la escritura de estas memorias respira objetividad histórica, al contar con los resultados de las investigaciones realizadas por la autora, en los últimos cuarenta años, sobre la historia de vida de sus padres, los comunistas revolucionarios Luiz Carlos Prestes y Olga Benario Prestes (1908-1942), la historia del PCB y de la Internacional Comunista (IC), con sensibilidad, sin tonos apelativos, para exponer los dramas, las luchas, la clandestinidad, los exilios, la solidaridad y los afectos recibidos y dados por ella.

En los primeros capítulos, la autora retrata las historias de su infancia, a partir de los recuerdos que le contaron la tía Ligia, su padre, sus familiares, compañeros y amigos, así como sus propios recuerdos. Como afirma Daniela Mussi en la solapa del libro, es el «testimonio de una vida extraordinaria […] investido de la sensibilidad que en ocasiones está ausente en los libros de memoria de las izquierdas».

Dadas las circunstancias de su nacimiento, Anita Prestes ya nació como un bebé famoso. Después de la derrota de los levantamientos antifascistas de noviembre de 1935, en Brasil, sus padres fueron arrestados en marzo de 1936 y separados para no verse nunca más. En el séptimo mes de embarazo, septiembre de 1936, Olga Benario Prestes, junto con otra comunista alemana, Elise Ewert, fue embarcada por la fuerza rumbo a la Alemania nazi, con la justificación del gobierno brasileño para la extradición de los dos de que eran «agitadoras comunistas». Aislada e incomunicada, Olga fue llevada a la prisión de mujeres de Bernimstrasse, donde el 27 de noviembre de 1936 nacía su hija, Anita Leocadia, cuyo nombre era un homenaje de Olga a dos mujeres fuertes: Anita Garibaldi y Leocadia Prestes.

Desde la detención de sus padres, Prestes y Olga, se puso en marcha la Campaña Prestes para la liberación de los presos políticos en Brasil, liderada por Leocadia Prestes, la abuela paterna de la autora, y su hija menor Lygia. Cuando la extradición de Olga y Elise fue de conocimiento público, la campaña se extendió a las dos prisioneras. Y con el nacimiento de Anita, la campaña tuvo una mayor repercusión, porque ahora se trataba de salvar la vida de una niña. La influencia de la repercusión mundial de la Campaña Prestes daría como resultado la liberación de Anita de las garras del nazismo, una gran victoria para la solidaridad internacional.

Los detalles de la Campaña Prestes relatados en las páginas del libro y la secuencia de los acontecimientos, después de la salida de la Alemania nazi, harán que el lector entienda por qué la autora, Anita Prestes, se considera hija de la solidaridad internacional. De hecho, desde su nacimiento, la forma en que Anita se va integrando en el mundo está marcado por dos aspectos a lo largo de su vida: la solidaridad, un principio entre los comunistas que fue fundamental para ella, y el anticomunismo, imponiéndole condiciones que nunca fueron favorables desde su más tierna infancia.

Los aspectos relatados de su infancia y adolescencia no son cosas pintorescas o curiosidades para distraer a los lectores, sino que son elementos de la formación de un sujeto histórico, de una persona, que se involucrará en la lucha por un mundo mejor para todos, a pesar de los sacrificios personales, entendiendo, por ejemplo, que el martirio de su madre, asesinado en la cámara de gas del campo de concentración de Bernburg (en abril de 1942), una víctima del fascismo entre miles de otras, «debe servir de ejemplo para que no permitamos que se repitan tales horrores» (pág. 26). La formación de Anita está marcada por la historia de las mujeres de la familia, que ejercieron una enorme influencia en su vida: su madre, Olga Benario Prestes, su abuela paterna, Leocadia Felizardo Prestes y sus tías Clodilde, Eloiza, Lucía y Ligia, en especial esta última, que, en ausencia de Olga, se convertiría en su verdadera madre por el resto de su vida.

A lo largo de la narración de los recuerdos de Anita Prestes, su historia personal se entrecruza, en muchos puntos, con los acontecimientos históricos internacionales y los nacionales de algunos países, como Brasil, México y la Unión Soviética. La Campaña Prestes y su liberación de la Alemania nazi fueron parte de la lucha antifascista en las décadas de 1930 y 1940. Los años de exilio en el México del General Lázaro Cárdenas, aunque rodeados de la solidaridad de compañeros y amigos, como el propio Cárdenas, Tina Modotti y María Luisa Carnelli, la vida cotidiana fue de aislamiento por diversas circunstancias, como relata Anita. El impacto de la Segunda Guerra Mundial sobre la continuación de la Campaña Prestes y el mantenimiento de la correspondencia con los padres de Anita, que entonces estaban encarcelados, la madre en el campo de concentración de Ravensbrück en Alemania, y el padre prisionero del gobierno de Getúlio Vargas en Brasil, condenado a 46 años y 8 meses de prisión. La victoria sobre el nazifascismo, la liberación de su padre en abril de 1945 y el encuentro con él, por primera vez, en octubre del mismo año, cuando Anita llega a Brasil. El proceso de democratización de Brasil en la inmediata posguerra, el corto periodo de legalidad del PCB y la vida en familia. La Guerra Fría, la separación forzada de la familia, la clandestinidad, el exilio en la Unión Soviética (1951-1957), en que Anita relata lo que experimentó en la escuela y en la sociedad soviética de la época. 

 Anita reconstruye su trayectoria de una persona nacida en cuna comunista. Las etapas de su vida no se van narrando de manera mecanicista de causa y efecto, sino dentro de la realidad efectiva, dinámica, en la que se toman decisiones, se realizan análisis en un esfuerzo por entender esa realidad, al mismo tiempo, condicionada por circunstancias históricas ajenas a su voluntad.

A su regreso a Brasil, en noviembre de 1957, Anita comienza, de hecho, su inserción en el movimiento comunista, ingresando oficialmente en el PCB en 1959. Después de su llegada, participa en la campaña de sensibilización de la opinión pública a favor de la derogación de la prisión preventiva que afectaba a los dirigentes comunistas y, en primer lugar, a su padre, secretario general del PCB. Anita habla de la relación política con Luiz Carlos Prestes, sobre la estrecha convivencia en los últimos 32 años de la vida de su padre (1958-1990), aconsejando con frecuencia su actividad política. Así, pudo conocer de cerca el pensamiento y seguir las actitudes políticas de un personaje histórico, cuya participación en la vida política brasileña y también internacional que coincide con el «corto siglo XX» definido y analizado por Eric Hobsbawm.

Además de la condición de hija de dos exponentes del movimiento comunista internacional, Anita trató de recorrer su propio camino como militante de base del PCB, consciente de que no le pertenecía el prestigio de ser hija de quien era. En lugar de disfrutar del prestigio proveniente de sus padres, siempre buscó ser digna de la historia de vida de ambos, es decir, ser una comunista revolucionaria. De forma que Anita participó activamente en el movimiento estudiantil universitario, en su condición de estudiante del Curso de Química Industrial en la Universidad de Brasil (actual Universidad Federal de Río de JaneiroUFRJ), vivió intensamente los convulsos momentos en el Brasil de los años 1960 y 1970, desempeñando diversas actividades políticas legales y clandestinas, entre ellas, el trabajo de educación política junto a las organizaciones políticas del estado de Sao Paulo (1969-1973), y más adelante procesada y condenada en ausencia por la justicia militar de la dictadura. Pues ante el riesgo de ser torturada, asesinada o «desaparecida» si era capturada, había tenido que marcharse al exilio a la Unión Soviética, donde ya se encontraba su padre desde 1971. Su llegada a Moscú sana y salva fue vista por todos como una victoria contra la dictadura, logrando escapar de la represión policial en Brasil.

En el exilio, Anita aprovechó la oportunidad para volver a estudiar en el Instituto de Ciencias Sociales de Moscú, donde ya había realizado el curso de marxismo-leninismo (1966-1968), tratando de contribuir a definir mejor las tareas de la revolución brasileña en aquel momento. En octubre de 1975, defendió su tesis doctoral en Economía Política, titulada «El capitalismo monopolista de Estado en Brasil y sus particularidades», bajo la dirección de Anastácio Mansilla. Durante este nuevo período en Moscú, Anita paso a formar parte del Comité Central (CC) del PCB y vivió de cerca la instigación de los desacuerdos entre el secretario general, su padre, y la mayoría del CC. En el capítulo 10 de sus memorias, Anita va relatando de manera concisa y detallada, el conflicto cada vez más acentuado entre las posiciones de Prestes y las de la mayoría de CC, culminando en la ruptura de ella y su padre con el PCB, cuyos motivos fueron explicitados, entre otros materiales, en un artículo de Anita titulado «¿A qué herencia deben renunciar los comunistas?», que tuvo amplia repercusión, y en la «Carta a los comunistas» de Luiz Carlos Prestes, lanzada al final de marzo de 1980, que inmediatamente repercutió en las páginas de la gran prensa. 

De vuelta a Brasil, en 1979, cuando el 28 de agosto se promulgó una amnistía, y con la crisis experimentada por el PCB traspasando las fronteras del partido, Prestes, en la «Carta a los comunistas», denunció el reformismo de los dirigentes del PCB, su abandono de los objetivos revolucionarios del Partido Comunista, su traición a los intereses de la clase trabajadora. Durante los primeros años después de regresar a Brasil, aparte de sus actividades profesionales, para garantizar la supervivencia, Anita continuó colaborando con su padre en sus actividades políticas. Luiz Prestes dedicó los últimos años de su vida, hasta que murió el 7 de marzo de 1990, a difundir sus ideas, especialmente entre los trabajadores y los jóvenes y a participar en la vida política nacional, con el objetivo de contribuir a la creación de las condiciones propicias para el surgimiento de organizaciones efectivamente revolucionarias habilitadas para guiar las transformaciones necesarias para la llegada del socialismo a Brasil.

En medio de las turbulencias derivadas de la crisis con el PCB, Anita comenzó a profundizar en el estudio de la situación del país, la historia del PCB y a preocuparse por preservar la memoria de su padre. Inició, en los años de 1980, su inserción en el mundo académico, defendiendo una tesis doctoral sobre la Columna Prestes en la Universidad Federal de Fluminense (UFF) el 29 de noviembre de 1989, bajo la dirección de la profesora María Yedda Leite Linhares y contando con la valiosa colaboración del historiador marxista Ciro Flamarion Santana Cardoso. La Columna de Prestes fue el momento culminante del llamado «tenentismo» de los años de 1920, reuniendo un ejército guerrillero de aproximadamente 1.500 hombres y mujeres, que lucharon contra el poder oligárquico establecido en Brasil, en el que destacaba el liderazgo de Luiz Carlos Prestes al frente de la Columna Invicta, a la que prestaría su nombre. La tesis de Anita sobre la Columna Prestes fue premiada en 1990 por la Casa de las Américas, reconocida institución cultural de Cuba, en la categoría «Ensayos».

A partir de la década de 1990, Anita pasó a ejercer, por medio de concurso público, el cargo de profesora de Historia del Brasil, primero en la UFF y luego en la UFRJ. Durante estos años de trabajo en la universidad, desarrolló investigaciones relacionadas con el tenentismo, la historia de los comunistas brasileños y, en particular, la actuación política de Luiz Carlos Prestes. Escribió varios libros y publicó capítulos de libros y artículos en revistas académicas y en periódicos y revistas. Sus últimos libros publicados fueron la biografía política de su padre, titulada Luiz Carlos Prestes: un comunista brasileño (2015), una narración biográfica sobre su madre, a partir de la documentación de la Gestapo, llamada Olga Benario Prestes: una comunista en los Archivos de la Gestapo (2017), y el presente libro de memorias, publicadas en 2019, todas por Boitempo Editorial.

Con la entrada en la universidad como profesora y el reconocimiento como historiadora, la militancia comunista, en palabras de la propia Anita, asume «la forma de lucha ideológica contra la falsificación (promovida por la historia oficial al servicio de los dueños del poder) de la trayectoria revolucionaria de Luiz Carlos Prestes y de los comunistas brasileños, y contra las tendencias de carácter reformista burgués presentes en gran parte de las políticas adoptadas por las fuerzas que se dicen de izquierda  en Brasil» (pág. 268-269). A partir del concepto de intelectual orgánico propuesto por Antonio Gramsci, Anita Prestes es una intelectual militante, comprometida con los «de abajo» y que lucha por transformaciones radicales de la sociedad expresando los intereses de los sectores sociales revolucionarios o potencialmente revolucionarios.

El título Viver é tomar partido, frase del poeta y dramaturgo alemán Christian Friedrich Hebbel retomada por el intelectual italiano Antonio Gramsci, resume una vida de militancia, que nunca ha sido indiferente y siempre se posicionó frente a los acontecimientos. Cualquiera que conozca a Anita Prestes sólo como el «famoso bebé», hija de Prestes y Olga, y /o como historiadora y profesora universitaria, se sorprenderá al leer sus memorias. Una vida intensa, llena de aventuras, marcada por las persecuciones dirigidas contra los comunistas y, en particular, contra su padre y su familia. Pero también es una vida marcada por la solidaridad humana y rodeada de amor.

* Reseña de: Anita Leocadia Prestes, Viver é tomar partido: memórias, Sao Paulo, Boitempo, 2019. Traduccion de José Gómez Alén.


Viver é tomar partido: memórias, de Anita Leocadia Prestes, Marcos Cesar de Oliveira Pinheiro.
Nuestra Historia, 9 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 156-160.

Descargas del número completo en pdf:

Número 9 en A4 [tamaño A4, con marcadores e hipervínculos, versión digital: 10MB].

Número 9 en B5 [tamaño B5, sin marcadores, versión para imprimir: XXMB]

Nenhum comentário:

Postar um comentário