Link para descarga:
IndiceIntroducción: Benjamin, la condición judía y la política, por B. Echeverría.Sobre el concepto de historia.Tesis sobre la historia: apuntes, notas, variantes.
1. Apuntes sobre el tema.
2. “Nuevas tesis”.
3. Temas varios.
4. Nota sueltas.
5.Variantes.Nota editorial.
Las reflexiones de Walter Benjamin a las
que su primer editor, Theodor W. Adorno, intituló Sobre el concepto de
historia, conocidas también como Tesis sobre la historia, fueron
publicadas por primera vez en Los Angeles, en 1942, a dos años de la
muerte de su autor –del suicidio al que lo obligó la persecución
nacionalsocialista–, en una entrega especial, impresa en mimeógrafo, de
la revista que el Institut für Sozialforschung editaba en Frankfurt,
antes del exilio a los Estados Unidos de su principal animador, Max
Horkheimer.
No hay un texto acabado de este, que es el último escrito de
Benjamin. Sobre el concepto de historia es un borrador, compuesto en
diferentes momentos entre fines de 1939 y comienzos de 1940, a partir de
notas escritas en un cuaderno, en papeles de muy distintos formatos,
inclusive en bordes de periódicos. Es el escrito de un hombre que huye,
de un judío perseguido. Se trata de reflexiones que, en 1940, cuando las
circunstancias en torno a la guerra le impelen a escribirlas, llevan a
su autor a percatarse de que “las había tenido en resguardo consigo
mismo, a salvo incluso de él mismo, durante unos veinte años”. Son ideas
que envía por correo a su amiga Gretel Adorno, “más como un manojo de
hierbas juntado en paseos pensativos”, destinado a un intercambio de
ideas íntimo, “que como un conjunto de tesis” que estuviera maduro ya
para la publicación y preparado así para absorber el “entusiasta
malentendido” que su contenido iba a provocar necesariamente.
Miradas como un hecho de “biografía intelectual”, las reflexiones
Sobre el concepto de historia aparecieron en la obra de Benjamin en
relación con la necesidad de construir un “armazón teórico” destinado a
sustentar esa historia crítica de la génesis de la sociedad moderna en
la que intentaba trabajar desde hacía años.
Se trata de un proyecto monumental que quedó inconcluso y cuyo
manuscrito conocemos bajo el nombre de Los pasajes de París. Con su
texto, de factura inusitada, Benjamin pensaba introducir un nuevo tipo
de discurso reflexivo, hecho de una red de articulaciones entre
fragmentos del habla de “la cosa misma”, cuyo tejedor se jugaría por
entero en el desempeño creativo de selección y combinación. Paris, la
ciudad a la que él llamó “la capital del siglo XIX”, abordada en su
conjunto, pero desde el mirador de la cultura cotidiana, debía ser el
primer sujeto-objeto de esta nueva manera de construír un relato
histórico materialista.
Miradas en una perspectiva más amplia, la reflexiones de Benjamin
sobre la historia pertenecen a ese género escaso de los escritos de
náufragos, borroneados para ser metidos en una botella y entregados al
correo aleatorio del mar. Ahí está, en efecto, inocultable, el naufragio
personal de Bejamin: su inacapacidad de montar una carrera intelectual
que pudiera sustentarlo “con decencia” y ahorrarle la necesidad de
someterse a las incomprensiones teóricas de sus amigos mecenas; su
torpeza catastrófica en el manejo de su situación de exiliado, que
terminó por llevarle a la incruzable frontera de España y finalmente al
suicidio. Pero el verdadero naufragio que está también ahí, del cual el
suyo propio no es más que una alegoría, es para Benjamin un fracaso
colectivo: el de un mundo completo, dentro de él, de una época y, dentro
de ésta, de un proyecto.
Agradeço a atenção e trabalho. Felicidades!
ResponderExcluir